domingo, 14 de marzo de 2021

Mejora personal

Un poema de Pessoa dice que el poeta es un fingidor y que llega a fingir el dolor que siente de verdad. Está también esto de Leopardi que cita Pla: todo lo real es una nada y por tanto la única sustancia del mundo está en las ilusiones. Realidad, ilusión, verdad, fingimiento; vaya lío, pero creo que estas ideas tienen algo que ver con un método de mejora personal que quiero proponer. Se trata de un método indirecto basado en la manipulación de síntomas y es aplicable a cualquier faceta de la personalidad. Lo explico con dos ejemplos. El primero, un día le pregunté a un conocido qué tal le había ido en un proceso de selección y me comentó que en el test psicológico le habían preguntado si se mordía las uñas. Inciso; no sé por qué a veces se dice comerse las uñas, nadie con dos dedos de frente se come/traga las uñas (y, por cierto, las uñas no tienen calcio). Otra cosa es morderlas, yo mismo lo hacía. Al oír aquel comentario decidí que a mí no me iban a pillar y dejé de hacerlo. Como decía, mejora personal mediante la manipulación de síntomas. En este caso el síntoma es morderse las uñas; síntoma de qué, no sé exactamente. Segundo ejemplo; la letra de cada uno, la grafía. Ante una letra escuchimizada, echada hacia atrás, sin puntos sobre las íes y con una rúbrica que encierra el nombre, el dictamen del grafólogo será: acomplejado, nula confianza en sí mismo, encerrado en su burbuja. Si, aplicando el método, modificamos los síntomas y las letras son grandes e inclinadas hacia adelante (o al menos derechas), los puntos sobre las íes contundentes y la firma con su rúbrica parece un cohete que sale decidido hacia el futuro, al grafólogo se le caen los pantalones. La eficacia del método está probada de forma empírica, aunque no sabría explicar el curioso mecanismo psicológico que lo hace posible. En la lucha por la vida todo vale; finjo, como el poeta de Pessoa, y a fuerza de fingir acabo fingiendo lo que ya no hace falta que finja.

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