lunes, 17 de febrero de 2025

Retorno al pasado

    De vez en cuando vuelven a emitir, en la radio o en la televisión, entrevistas a personas que llevan igual veinte años muertas y que destacaron en su día por deportista, escritora, político, actriz, lo que sea. Escucharles me produce una sensación extraña. Son gente que está ya medio olvidada y sin embargo —observo con cierto asombro— compartí con ellos años de vida en la Tierra.
    Eran seres de carne y hueso que conocía, desde la distancia, y en general apreciaba o admiraba. Me eran simpáticos o, si no lo eran del todo, morirse los hizo más amables. Pero ya no cuentan, están a salvo de casi todo, a nadie le interesa meterse con ellos, ni para bien ni para mal.
    Incluso me pasa algo parecido con otros que aún están vivos. Pongamos un actor famoso, ha aparecido en tantas películas, series, obras de teatro, programas de televisión; nos era tan familiar como el tendero de la esquina. De pronto, o poco a poco, desaparece de escena. Se ha retirado o está algo pachucho, no hace más películas, como borrado del mapa. Pasan los años, quince, veinte, y un día lo veo otra vez; le hacen una entrevista porque hace x años de no sé qué o porque reponen una película suya. Alguien a quien ya había olvidado, ni sabía que siguiera en este mundo.
    Lo reconozco, sin duda, antes de que digan su nombre o aparezca escrito debajo; es él, con más arrugas, con mucho menos pelo. Con suerte mantendrá el brillo de los ojos que nos dice que, ahí escondido, sigue siendo el mismo; Verlo animoso pero desmadejado me recuerda que viví aquella época en la que ambos éramos más jóvenes y siento de pronto sobre mis hombros el peso de los años que han pasado.

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