Es dudoso que el dinero dé la felicidad, lo que es innegable es que quita el hambre. Mientras haya alimentos, se entiende. Siento cierto desapego hacia el dinero, aunque sospecho que se debe a que nunca me ha faltado. En casa, en mi infancia, tampoco sobraba. Fue más tarde cuando me di cuenta de que me había criado en la austeridad, como la mayoría de la gente entonces. A la larga me ha venido bien y, por suerte, sigo siendo más austero que otra cosa.
Hay algo obsceno en la ostentación de la riqueza. Por ejemplo, ese cliché de las vacaciones en hoteles de lujo de lejanos y exóticos países. No acabo de verle la gracia. Además, como le he leído a Pessoa, un ocaso (puesta de sol) es un ocaso en cualquier parte; para ver uno no hace falta ir a Constantinopla.
Digo esto por la espeluznante inversión de valores que encarna ese presidente americano cuyo nombre no quiero escribir, como gesto de protesta (inane) y también un poco por miedo a que el algoritmo me señale. Me asombra, para mal, una frase que repite a menudo, una frase que demuestra que se puede llegar a viejo sin haberse enterado de nada. Es esta: vamos a ganar mucho dinero.
Que para un presidente, supuesto líder mundial, sea esa la prioridad le debería de descalificar ipso facto para el cargo. Sin embargo ahí sigue, repitiéndola para consternación de todo ser humano que tenga dos dedos de frente. Vamos a ganar mucho dinero, vamos a hacer grandes negocios. A quién le importan la solidaridad, la educación, la salud, la convivencia, la justicia, la ecología; a quién le importa nada salvo ganar dinero, mucho dinero. A mí ya me está dando miedo.
miércoles, 30 de abril de 2025
domingo, 27 de abril de 2025
Confidencial
Informe sobre la muerte de Ciclón.
Este es un relato abreviado de las circunstancias en las que ha tenido lugar dicha muerte. Entre las fuentes (apartado 1 del anexo), la más significativa ha sido Tirantes, infiltrado de los servicios de inteligencia autóctonos en el equipo médico. Su testimonio ha sido posible por las buenas relaciones entre los dos países.
El interés primordial para ambos gobiernos era garantizar el encuentro entre Ciclón y VP, previsto para una fecha posterior pero que, debido a la evolución negativa del enfermo, se adelantó al domingo día 20. Al margen de su estado de salud hubo que presionar y rogar al obstinado Ciclón, que era reacio a ver a VP.
El sábado 19 a última hora el estado de Ciclón empeoró y el equipo médico tuvo que emplearse a fondo en la UCI instalada en secreto en su residencia. Los detalles médicos en el apdo 2.
La entrevista, o simulacro de entrevista, con VP se pudo realizar. Las tomas y dosis de analgésicos y estimulantes administrados previamente a Ciclón en el apdo 3.
Cumplido ese objetivo, el interés de ambos países era que el proceso natural no se alargara y evitar a toda costa su evolución hacia un coma indefinido. Contactados al efecto los responsables médicos, estos se negaron a colaborar. Sus nombres en el apdo 4.
Finalmente Ciclón murió la noche del domingo 20 al lunes 21. Tirantes estaba entre los sanitarios de guardia. Detalle de cronología, testigos, tomas y dosis en el apdo 5.
Este es un relato abreviado de las circunstancias en las que ha tenido lugar dicha muerte. Entre las fuentes (apartado 1 del anexo), la más significativa ha sido Tirantes, infiltrado de los servicios de inteligencia autóctonos en el equipo médico. Su testimonio ha sido posible por las buenas relaciones entre los dos países.
El interés primordial para ambos gobiernos era garantizar el encuentro entre Ciclón y VP, previsto para una fecha posterior pero que, debido a la evolución negativa del enfermo, se adelantó al domingo día 20. Al margen de su estado de salud hubo que presionar y rogar al obstinado Ciclón, que era reacio a ver a VP.
El sábado 19 a última hora el estado de Ciclón empeoró y el equipo médico tuvo que emplearse a fondo en la UCI instalada en secreto en su residencia. Los detalles médicos en el apdo 2.
La entrevista, o simulacro de entrevista, con VP se pudo realizar. Las tomas y dosis de analgésicos y estimulantes administrados previamente a Ciclón en el apdo 3.
Cumplido ese objetivo, el interés de ambos países era que el proceso natural no se alargara y evitar a toda costa su evolución hacia un coma indefinido. Contactados al efecto los responsables médicos, estos se negaron a colaborar. Sus nombres en el apdo 4.
Finalmente Ciclón murió la noche del domingo 20 al lunes 21. Tirantes estaba entre los sanitarios de guardia. Detalle de cronología, testigos, tomas y dosis en el apdo 5.
jueves, 24 de abril de 2025
Sospecha
Me ha gustado, y divertido, esto que escribe George Moore —escritor irlandés de hace mucho— sobre los periodos por los que pasa una historia de amor (o más bien, en su época, un matrimonio por amor). Son tres; el primero, un año de misterio y pasión; luego, varios años de pasión sin misterio; y por último, el periodo de resignación.
Todas las historias de amor hablan de mí; como las canciones, como los libros y las películas; porque en todas partes buscamos espejos donde mirarnos metafóricamente. Todas las historias de amor son diferentes; sí, inevitablemente. Pero también son todas iguales, las historias. Es un tema al que vuelvo siempre, un tema sin resolver. Me pregunto, echando la vista atrás, si pensó alguien en enamorarse antes de Romeo y Julieta, antes de Tristán e Isolda.
¿Se enamoraron Adán y Eva? No hizo falta, si no hay más contigo Adán. ¿Los mamíferos se enamoran?, o solo algunos, o ninguno en realidad. Los mamíferos monógamos son más sospechosos de enamoramiento. Sospechosos no es la palabra, porque enamorarse no es nada malo, en principio. En todo caso, no somos monógamos.
Todas las historias de amor deberían tener algo en común, un mínimo común denominador, una marca de agua que dijera esto es amor marca registrada, pero el caso es que el tema no está nada claro. Una buena frase al respecto, de origen incierto, es esta: Every love story is a ghost story (toda historia de amor es una historia de fantasmas). Le veo sentido; algo hay de fantástico, de ilusorio, en el amor.
Todas las historias de amor hablan de mí; como las canciones, como los libros y las películas; porque en todas partes buscamos espejos donde mirarnos metafóricamente. Todas las historias de amor son diferentes; sí, inevitablemente. Pero también son todas iguales, las historias. Es un tema al que vuelvo siempre, un tema sin resolver. Me pregunto, echando la vista atrás, si pensó alguien en enamorarse antes de Romeo y Julieta, antes de Tristán e Isolda.
¿Se enamoraron Adán y Eva? No hizo falta, si no hay más contigo Adán. ¿Los mamíferos se enamoran?, o solo algunos, o ninguno en realidad. Los mamíferos monógamos son más sospechosos de enamoramiento. Sospechosos no es la palabra, porque enamorarse no es nada malo, en principio. En todo caso, no somos monógamos.
Todas las historias de amor deberían tener algo en común, un mínimo común denominador, una marca de agua que dijera esto es amor marca registrada, pero el caso es que el tema no está nada claro. Una buena frase al respecto, de origen incierto, es esta: Every love story is a ghost story (toda historia de amor es una historia de fantasmas). Le veo sentido; algo hay de fantástico, de ilusorio, en el amor.
lunes, 21 de abril de 2025
Un día distinto
Hoy no es un día cualquiera, es lo que le oí decir a un hombre que saludaba a otro de edad parecida. La frase me pareció peculiar; hoy no es un día cualquiera, dijo, y luego hizo una pausa para crear cierta expectación. La forma en que lo dijo me hizo pensar que se refería a algo —algún suceso, alguna circunstancia— que les concernía a ambos. Que la causa fuera su propio cumpleaños, por ejemplo, hubiese sido una muestra de vanidad. No, lo que estaba diciendo era que el día era diferente para todos, o al menos para ellos dos. ¿Qué podía ser?, ¿por qué consideraba ese día especial? Se me pasó por la cabeza que quizás aludía a algo relacionado con una larga vida laboral en común.
Hoy no es un día cualquiera; no se me escapó tampoco el parecido de la frase con la canción de Joan Manuel Serrat, “Hoy puede ser un gran día”; aunque también era obvia la diferencia: Serrat lo decía dando a entender que dependía de cada uno que así fuese; para nuestro hombre el día, de por sí, no era uno más. Tras la pausa mínima, teatral —durante la cual mi mente especuló casi como un ordenador cuántico—, el hombre aclaró la causa de que el día fuese distinto: Hoy no es un día cualquiera — pausa— hoy juega el Athletic.
Hoy no es un día cualquiera; no se me escapó tampoco el parecido de la frase con la canción de Joan Manuel Serrat, “Hoy puede ser un gran día”; aunque también era obvia la diferencia: Serrat lo decía dando a entender que dependía de cada uno que así fuese; para nuestro hombre el día, de por sí, no era uno más. Tras la pausa mínima, teatral —durante la cual mi mente especuló casi como un ordenador cuántico—, el hombre aclaró la causa de que el día fuese distinto: Hoy no es un día cualquiera — pausa— hoy juega el Athletic.
viernes, 18 de abril de 2025
Monumentos
Digo yo que ese escudo franquista que está en lo alto de un edificio, grandilocuente y no exento de cierta belleza, no debería molestar a nadie. El franquismo, por suerte, ya pasó. Pronto se cumplirá medio siglo de la muerte de aquel dictador que por otra parte era bajito, rechoncho y de voz aflautada (para nuestra vergüenza, no la suya). Aquellos (casi) cuarenta años no van a desaparecer de la historia por muchos escudos que se quiten. El pasado lo que tiene es que no se puede cambiar, y contarlo distinto tampoco lo transforma.
Si el escudo está para caerse que lo desmonten, por supuesto, pero por lo demás que se quede ahí de recordatorio y por su valor artístico, si lo tuviera; algún mérito tendría el cantero que lo esculpió. Además, para empezar, ¿hay alguien que se fije al pasar por la plaza?, ¿mira alguien hacia arriba?, no parece.
Si hubiera que retirar las huellas de todos los gobernantes atroces que en el mundo han sido no quedaría en pie casi ninguna estatua. Por otra parte, ¿cuántos grandes hombres (también mujeres, pero muchas menos) que han brillado en las ciencias o en las artes han resultado ser, hechas las averiguaciones pertinentes, maltratadores de familia y subalternos? Maltratadores o cosas peores. Los mirlos blancos no existen (salvo que padezcan de albinismo).
Nuestra época tampoco está libre de culpa. Además del tirano clásico, que sigue existiendo aunque sea de forma más o menos camuflada, la moral cambia y lo que hoy es permisible mañana no lo será. Si nos empecinamos, en pocas décadas deberán quitar de la vista buena parte de los monumentos que se construyan ahora mismo, por no decir todos.
Si el escudo está para caerse que lo desmonten, por supuesto, pero por lo demás que se quede ahí de recordatorio y por su valor artístico, si lo tuviera; algún mérito tendría el cantero que lo esculpió. Además, para empezar, ¿hay alguien que se fije al pasar por la plaza?, ¿mira alguien hacia arriba?, no parece.
Si hubiera que retirar las huellas de todos los gobernantes atroces que en el mundo han sido no quedaría en pie casi ninguna estatua. Por otra parte, ¿cuántos grandes hombres (también mujeres, pero muchas menos) que han brillado en las ciencias o en las artes han resultado ser, hechas las averiguaciones pertinentes, maltratadores de familia y subalternos? Maltratadores o cosas peores. Los mirlos blancos no existen (salvo que padezcan de albinismo).
Nuestra época tampoco está libre de culpa. Además del tirano clásico, que sigue existiendo aunque sea de forma más o menos camuflada, la moral cambia y lo que hoy es permisible mañana no lo será. Si nos empecinamos, en pocas décadas deberán quitar de la vista buena parte de los monumentos que se construyan ahora mismo, por no decir todos.
martes, 15 de abril de 2025
Soledad metafísica
Aunque estemos rodeados de gente, vivimos una soledad metafísica. No puedo estar más de acuerdo. Lo he leído a cuenta de una obra de teatro (no voy nunca, lo siento). Lo dice una autora o actriz, mis disculpas por no nombrarla, aunque la frase tampoco será suya del todo, supongo (disclaimer: nada que escriba en este blog es mío del todo).
Es que lo de metafísica me ha llegado, no es broma, me parece que retrata esa soledad que a poco que lo pienses es la que sobrellevamos todos. O no sobrellevamos en realidad, porque somos así; esa es nuestra naturaleza, estar solos el noventa y nueve por cierto del tiempo, o el cincuenta, igual me estoy equivocando de enfoque.
Incluso cuando hablamos con alguien estamos solos, ese alguien solo en su ser y yo solo en el mío, intercambiando mensajes cifrados por medio del lenguaje, de la mirada, la postura, quien sabe si de la telepatía. Mensajes que comprendemos más o menos o comprendemos al revés o no comprendemos en absoluto. Y es una soledad tan pura que transciende la física (y la química). Nos pasamos la vida en soledad, presos al fondo de la celda de la conciencia de cada uno.
En soledad dormimos, aunque otro ser humano respire a nuestro lado, en soledad hacemos nuestras abluciones (espera que lo miro… ok, es correcto, más o menos, en sentido figurado), en soledad vamos y venimos en nuestros quehaceres diarios, en soledad leemos, en soledad cruzamos puentes, en soledad viajamos en autobús, en soledad masticamos el bocadillo de la vida; en soledad pensamos, en soledad somos. Dicho en cuatro palabras: vivimos una soledad metafísica, intrínseca al ser; así me ha parecido y lo mismo es un disparate.
Es que lo de metafísica me ha llegado, no es broma, me parece que retrata esa soledad que a poco que lo pienses es la que sobrellevamos todos. O no sobrellevamos en realidad, porque somos así; esa es nuestra naturaleza, estar solos el noventa y nueve por cierto del tiempo, o el cincuenta, igual me estoy equivocando de enfoque.
Incluso cuando hablamos con alguien estamos solos, ese alguien solo en su ser y yo solo en el mío, intercambiando mensajes cifrados por medio del lenguaje, de la mirada, la postura, quien sabe si de la telepatía. Mensajes que comprendemos más o menos o comprendemos al revés o no comprendemos en absoluto. Y es una soledad tan pura que transciende la física (y la química). Nos pasamos la vida en soledad, presos al fondo de la celda de la conciencia de cada uno.
En soledad dormimos, aunque otro ser humano respire a nuestro lado, en soledad hacemos nuestras abluciones (espera que lo miro… ok, es correcto, más o menos, en sentido figurado), en soledad vamos y venimos en nuestros quehaceres diarios, en soledad leemos, en soledad cruzamos puentes, en soledad viajamos en autobús, en soledad masticamos el bocadillo de la vida; en soledad pensamos, en soledad somos. Dicho en cuatro palabras: vivimos una soledad metafísica, intrínseca al ser; así me ha parecido y lo mismo es un disparate.
sábado, 12 de abril de 2025
Hazlo
Preferiría no hacerlo decía Bartleby. De este latiguillo negacionista algunos han sacado toda una mística del no. Se diría que al negarse, si bien de una manera tan educada, a trabajar en su oficio de escribiente, Bartleby estaba haciendo una declaración de principios, denunciando el sistema capitalista o algo así. Pero, tal como lo cuenta Melville, lo que le pasaba a Bartleby es que había entrado en un estado depresivo de apatía creciente que le llevaría a dejarse morir de inanición; más le hubiera valido haberlo hecho.
Como principio general es mejor hacer que no hacer. Incluso es preferible hacer algo mal a no hacer nada. No digo que sea mejor hacer el mal. Lo bonito es hacer el bien, y después, no tan bonito pero bonito todavía, es hacer las cosas bien. Pero es imposible hacerlo todo bien, por eso es mejor cojear que estarse quieto y es mejor pintar mal que no pintar nada.
La enseñanza de “Bartleby, el escribiente” es que la inactividad mata. Hay que atreverse, la valentía es mejor que la destreza como cualidad. La destreza es algo que no depende en esencia de tu voluntad, si tienes las manos grandes no es probable que seas un buen relojero. La valentía es una cualidad moral que alimenta tu autoestima.
Es mejor escribir que no escribir, aunque no lo hagas como los ángeles (suponiendo que los ángeles escriban). La escritura perfecta no existe; hasta a Cervantes le debió de salir algún renglón torcido (metáfora). Si te parece que escribes bien, no te fíes, repasa, revísalo al día siguiente; haz caso a tu oído. Me estoy yendo del tema. Escribe si te la da gana, si no, será una lástima, sin más; pero que quede claro, es mejor escribir mal que no escribir.
Como principio general es mejor hacer que no hacer. Incluso es preferible hacer algo mal a no hacer nada. No digo que sea mejor hacer el mal. Lo bonito es hacer el bien, y después, no tan bonito pero bonito todavía, es hacer las cosas bien. Pero es imposible hacerlo todo bien, por eso es mejor cojear que estarse quieto y es mejor pintar mal que no pintar nada.
La enseñanza de “Bartleby, el escribiente” es que la inactividad mata. Hay que atreverse, la valentía es mejor que la destreza como cualidad. La destreza es algo que no depende en esencia de tu voluntad, si tienes las manos grandes no es probable que seas un buen relojero. La valentía es una cualidad moral que alimenta tu autoestima.
Es mejor escribir que no escribir, aunque no lo hagas como los ángeles (suponiendo que los ángeles escriban). La escritura perfecta no existe; hasta a Cervantes le debió de salir algún renglón torcido (metáfora). Si te parece que escribes bien, no te fíes, repasa, revísalo al día siguiente; haz caso a tu oído. Me estoy yendo del tema. Escribe si te la da gana, si no, será una lástima, sin más; pero que quede claro, es mejor escribir mal que no escribir.
miércoles, 9 de abril de 2025
La gran explicación
Perogrullo debió de ser pariente mío, uno de mis ancestros. Lo digo porque muchas de las ideas que se me ocurren parece que llevan su sello. Que quede claro que no se me ocurren tantas, alguna de vez en cuando, sin más; y nunca, o casi nunca, a partir de mis propias reflexiones. Es escuchando a los demás o leyendo cuando caigo en algo que me parece novedoso, aunque nunca lo es (de este nunca estoy seguro). Así con esto que cuento hoy, la idea de Dios.
Los filósofos, esos raros, se empeñan en formular preguntas, seguramente porque es más fácil que responderlas. Este puede ser su razonamiento: las respuestas ni las sabemos ni las conoceremos nunca así que concentrémonos en hacer las mejores preguntas, lo único que está a nuestro alcance, al alcance de la criatura humana.
En cuanto a Dios la pregunta clásica sería ¿existe Dios? Pregunta tonta donde las haya. Ni lo sabemos ni lo podemos saber; hay que cambiar la pregunta. Segundo intento: ¿qué es Dios? Ahí ya me parece que podemos filosofar más a gusto, la idea de Dios, o en plan profano, la idea de un dios.
Pero hay muchas más (de ahí los kilómetros de tesis doctorales en la materia): ¿por qué Dios?, ¿cómo es?, ¿para qué?, ¿desde cuándo?, etcétera. Dando un par de vueltas al tema (un par, no más) me ha venido esta frase digna de mi probable pariente Perogrullo: La existencia de Dios es la tranquilizadora respuesta a todas nuestras preguntas, la explicación de todos los misterios: en el principio era Dios, Dios creó el mundo, cualquier cosa que no entiendas, tranquilo, ahí está Dios que cuando sea menester te lo explicará y lo entenderás a la primera.
Los filósofos, esos raros, se empeñan en formular preguntas, seguramente porque es más fácil que responderlas. Este puede ser su razonamiento: las respuestas ni las sabemos ni las conoceremos nunca así que concentrémonos en hacer las mejores preguntas, lo único que está a nuestro alcance, al alcance de la criatura humana.
En cuanto a Dios la pregunta clásica sería ¿existe Dios? Pregunta tonta donde las haya. Ni lo sabemos ni lo podemos saber; hay que cambiar la pregunta. Segundo intento: ¿qué es Dios? Ahí ya me parece que podemos filosofar más a gusto, la idea de Dios, o en plan profano, la idea de un dios.
Pero hay muchas más (de ahí los kilómetros de tesis doctorales en la materia): ¿por qué Dios?, ¿cómo es?, ¿para qué?, ¿desde cuándo?, etcétera. Dando un par de vueltas al tema (un par, no más) me ha venido esta frase digna de mi probable pariente Perogrullo: La existencia de Dios es la tranquilizadora respuesta a todas nuestras preguntas, la explicación de todos los misterios: en el principio era Dios, Dios creó el mundo, cualquier cosa que no entiendas, tranquilo, ahí está Dios que cuando sea menester te lo explicará y lo entenderás a la primera.
domingo, 6 de abril de 2025
Dos indicadores
La tercera guerra mundial será por el agua. Es una idea que manejan hace tiempo en la ONU. Lo que parece claro es que, sea por el agua o porque sí, esa tercera guerra mundial será nuclear y de ahí viene el pronóstico de que la cuarta se disputará con palos y piedras. La parte buena es que presupone que tras la tercera habrá supervivientes (o sobrevivientes, como se dice en América) pero dudo que esa cuarta guerra sea mundial, palos y piedras no dan para tanto.
Confiando en que no estemos aquí para conocer esas guerras y viendo la deriva que va tomando el mundo, que es más o menos como la de la barca arrastrada por la corriente hacia las cataratas del Niágara, he llegado a la conclusión de que hay dos cosas que nos separan del apocalipsis. Esas dos cosas son el agua corriente e internet. Mientras corra el agua por el grifo de la cocina y la red de redes nos sostenga no hay nada que temer. Estar bien hidratados y tener una wifi cerca, todo lo demás es accesorio y circunstancial.
Una semana, más o menos, es el máximo que podemos vivir sin beber agua. No hay datos fidedignos sobre el tiempo de supervivencia (o sobrevivencia) sin internet. Lo están estudiando en las principales universidades del mundo. Los chinos saben algo pero no quieren decirlo. Que esas dos cosas estén a nuestro alcance son la señal de que estamos a salvo; aparte de lo inevitable de la vida, sobre lo que no incidiremos para que no se de por aludida, la vida.
Confiando en que no estemos aquí para conocer esas guerras y viendo la deriva que va tomando el mundo, que es más o menos como la de la barca arrastrada por la corriente hacia las cataratas del Niágara, he llegado a la conclusión de que hay dos cosas que nos separan del apocalipsis. Esas dos cosas son el agua corriente e internet. Mientras corra el agua por el grifo de la cocina y la red de redes nos sostenga no hay nada que temer. Estar bien hidratados y tener una wifi cerca, todo lo demás es accesorio y circunstancial.
Una semana, más o menos, es el máximo que podemos vivir sin beber agua. No hay datos fidedignos sobre el tiempo de supervivencia (o sobrevivencia) sin internet. Lo están estudiando en las principales universidades del mundo. Los chinos saben algo pero no quieren decirlo. Que esas dos cosas estén a nuestro alcance son la señal de que estamos a salvo; aparte de lo inevitable de la vida, sobre lo que no incidiremos para que no se de por aludida, la vida.
jueves, 3 de abril de 2025
L'Amitié - Françoise Hardy (1965)
Dime un tema del que hablar y te diré una canción. Si el tema es la amistad, por ejemplo, la canción puede ser Old Friends de Simon y Garfunkel. El autor ve a dos viejos amigos sentados en un banco y se imagina a sí mismo en su lugar echando la vista atrás.
Es una de las canciones más tristes que he oído en mi vida; así que, para no quedarnos mustios, voy a decir otra: L’Amitié, La amistad, de Françoise Hardy. Esta es más dulce que triste y las dos me tocan ahí, en el corazón de poeta que tengo al fondo de almario (he dicho almario, no armario). L’Amitié es una canción que va bien con el aire de musa existencialista de Françoise.
En el mismo disco estaba también su primer éxito, que compuso a los dieciocho años, Tous les garçons et les filles, en la que decía que todos los chicos y chicas de su edad eran felices, menos ella. Es lo que nos pasaba entonces a casi todos los adolescentes, no sé ahora.
Françoise Hardy murió el año pasado, y hace alguno más también murió France Gall, mi otra francesa favorita de la época. France, rubia y risueña, era un poco la antítesis de Françoise. Hace mucho que la aguja del tocadiscos está inservible, pero sigo escuchando y viendo a las dos en YouTube. Con ambas se da la paradoja de que entonces eran mayores que yo y ahora son muchísimo más jóvenes.
Es una de las canciones más tristes que he oído en mi vida; así que, para no quedarnos mustios, voy a decir otra: L’Amitié, La amistad, de Françoise Hardy. Esta es más dulce que triste y las dos me tocan ahí, en el corazón de poeta que tengo al fondo de almario (he dicho almario, no armario). L’Amitié es una canción que va bien con el aire de musa existencialista de Françoise.
En el mismo disco estaba también su primer éxito, que compuso a los dieciocho años, Tous les garçons et les filles, en la que decía que todos los chicos y chicas de su edad eran felices, menos ella. Es lo que nos pasaba entonces a casi todos los adolescentes, no sé ahora.
Françoise Hardy murió el año pasado, y hace alguno más también murió France Gall, mi otra francesa favorita de la época. France, rubia y risueña, era un poco la antítesis de Françoise. Hace mucho que la aguja del tocadiscos está inservible, pero sigo escuchando y viendo a las dos en YouTube. Con ambas se da la paradoja de que entonces eran mayores que yo y ahora son muchísimo más jóvenes.
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