Son detalles en los que me siento de pronto reflejado. Que me hacen pisar firmemente el suelo. Véanse estas dos frases alusivas a situaciones cotidianas escritas por Margaret Atwood. Una: "Se negó a proporcionarle el consuelo de estar de acuerdo", ésta me toca solo de refilón. Dos, me coge de lleno: "No perdía ocasión de inflingirle su suave y condescendiente ironía".
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