miércoles, 14 de marzo de 2007

La vida, instrucciones de uso

Gran título. Ojalá se me hubiera ocurrido a mí y luego hubiera sabido qué escribir para completar el libro. Confieso que tengo un título propio.. y solo eso. La verdad es que lo estoy malgastando como etiqueta en este blog: "Hechos poco conocidos". El contenido sería una historia con detalles curiosos y grandes enseñanzas, al menos una por capítulo. Insisto en que de momento sólo tengo el título...
Lo de la vida se le ocurrió a Georges Perec y hay diferencia de opiniones sobre si luego supo dar la talla en el libro.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es más que imposible dar la talla, Javier.

Para el oficio más importante, que es el vivir, no hay maestros.

Para la elección más determinante, la de nuestra pareja, no hay información segura.

Para saber hacia dónde vamos a dirigir nuestra vida, no hay mapas.

Para saber cuánto vamos a vivir, no hay relojes.

Para saber cómo vamos a vivir, no hay prismáticos.

Para saber cuáles son los momentos más cálidos de nuestra felicidad, no hay termómetros.

Para saber cuándo hay que romper con un pasado sin futuro no hay pólizas de seguros.

Entonces, ¿a qué nos podemos acoger para hacer este camino desconocido, sinuoso y movedizo que es la propia existencia?

Al final sólo quedamos nosotros mismos, principio y fin de todo lo que soñamos, idealizamos, tememos y ansiamos. Nosotros, con dos grandes fuerzas como motor de impulso: nuestra actitud mental y nuestra tenacidad. La actitud nos marca la dirección; el tesón nos empuja a alcanzar lo que nos proponemos.

Por eso es tan necesario conocerse a sí mismo. Sin egos que nos sobrevaloren y sin depresiones que nos minimicen. Valorarnos en nuestra justa medida, sin confundir la necesidad con la posibilidad, sabiendo tomar la temperatura exacta de nuestro momento y la presión aproximada de nuestra voluntad. Estamos vivos y cada día hay mucho por absorber, por disfrutar, por alcanzar; todo depende de la actitud mental, que no deja de ser el barómetro personal de nuestro fracaso o nuestra felicidad.

Javier dijo...

Sí a todo