sábado, 18 de agosto de 2007

Perdonar al réprobo

Los remordimientos son una forma como otra cualquiera de estar mal, de sufrir. La palabra es ya horrible. Morderse una y otra vez a uno mismo. ¿Te has mordido, no metafóricamente en este caso, la lengua recientemente?. Algo muy malo debemos haber hecho para tener remordimientos... En todo caso, nadie es perfecto (Billy Wilder) y pensándolo bien hay que seguir el consejo no de Hannah Arendt, ni de Susan Sontag, sino de Concha Velasco: "He aprendido a perdonarme". Intentemos no repetir los errores, pero no nos castiguemos más de lo estrictamente necesario. Seamos magnánimos, generosos y amantes con nosotros mismos (y con los demás). Amén.

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