viernes, 2 de octubre de 2020

Mal que nos pese

Dice un experto en biotecnología que pronto habrá que redefinir qué es un ser humano. Me asombra lo de redefinir, como si el ser humano estuviera ya definido, como si conociéramos nuestra naturaleza. Igual alguien la conoce, o la ha conocido; lo dudo, no es mi caso. Se ha intentado, eso sí, los filósofos, que por desgracia quedan fuera del alcance de mi radar cognitivo. El nombre del nuevo ser ya existe: cíborg; habrá que ver hasta qué punto se puede aumentar la parte cibernética sin perder la esencia humanoide, dónde está la frontera. La biotecnología seguro que nos traerá hallazgos beneficiosos. Se van haciendo cosas pero, me parece, sin tocar aún lo esencial, la capacidad de pensar y sentir. Dicen que pronto se podrá tener un gps en el cerebro. No sé, hasta ahora me he orientado bastante bien y sospecho que, si nadie se pierde, esto puede convertirse en un caos (porque los extremos se tocan).Tener más memoria, se me ocurre, eso lo agradecería, aunque suena a hacer trampa. Además tener una memoria absoluta sería una maldición del mismo estilo que la de ser inmortal. Somos imperfectos, mortales y olvidadizos; estamos desorientados, perdidos en este valle de lágrimas (qué imagen esta, sobada como está, me sigue gustando, valle de lágrimas, fiú). Esa es nuestra naturaleza, ahora que caigo. Todo esto (que es bien poco) lo digo desde mi absoluto desconocimiento, que es lo que quería decir desde el principio. Estaba meditando estos días escribir algunas “impresiones generales sobre la vida”, ponerme un poco sentencioso, y hoy al despertarme me he dado cuenta de lo ridículo de la idea. Un detalle, hace dos entradas escribí “acerbo” donde quería decir “acervo” (ya lo he corregido). Hay que confesárselo a uno mismo de vez en cuando: saber, saber, no sé nada. Aunque, bueno, las impresiones creo que las voy a escribir igual.

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