domingo, 21 de febrero de 2021

Basado en hechos reales

Últimamente no hay película que no avise que está basada en hechos reales. A veces se llega a decir, de manera descarnada, “esta es una historia real”; una exageración, no hacía falta, de verdad. Pero es normal, el cine, y la literatura, están basados en hechos reales, en qué si no. Todo, hasta la guerra de las galaxias, porque si bien nos sitúan en esa galaxia tan lejana y aparecen extraterrestres, los comportamientos son cien por cien humanos (ejemplo, la taberna espacial, típica taberna portuaria). La ficción está basada en hechos reales y la autoficción, más. En mi escribir errático me he pasado del cine a la literatura; no importa, ya volveremos. Corrijo lo de antes: la autoficción son hechos reales apenas disimulados y, además, la mayor parte de la ficción es autoficción. También puede ser que yo sea muy crédulo; me creo a pies juntillas todo lo que cuente un narrador en primera persona, ¿por qué iba a mentir? Mentir es difícil e inventar es una forma de mentir. Es mucho más fácil contar la cena de amigos de anoche que imaginar otra. A veces la vida no es sino un ensayo con vestuario para la película (o para la novela). Menos común, me parece, se va haciendo la fórmula complementaria, “cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia”. Cuando lees lo de “pura coincidencia”, te dices, vaya, aquí a alguien lo van a poner a parir. El indicio inequívoco es la palabra “pura” (aunque podría ser peor, podría decir “pura chiripa”, ya sería recochineo). En busca de la credibilidad mi consejo de inexperto es cambiar el adjetivo “pura” por otro más razonable, uno que no ponga tanto énfasis en que la tal coincidencia es un escenario remoto que contemplamos solo porque nos ha obligado el departamento legal. Se puede conseguir con un mínimo cambio de dos letras; pasar de “pura” a “mera”; “cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia” (“merita coincidencia” en México). Eso le quitaría mucho hierro; ya sería, de haberla, una mera, simple coincidencia de andar por casa; una coincidencia inocente que silba mirando para otro lado y que disimularía, mal que bien, que la película, después de todo, sí que está basada en hechos reales; solo que no querían reconocerlo.

No hay comentarios: