viernes, 4 de junio de 2021

¿Qué hora es?

    Llevo el reloj atrasado, qué desastre. Llevar reloj en sí mismo está atrasado, quiero decir anticuado; a quién le hace falta si ya tenemos la hora en el móvil, y además sincronizada con Greenwich mediante esos satélites que de paso nos espían. La marca del reloj es Jaguar, una de las del grupo Festina. “Festina lente” era, según Suetonio, uno de los dichos favoritos de Augusto (el emperador romano). “Apresúrate lentamente” es la traducción, o sea el “vísteme despacio que tengo prisa” que le dice el gentilhombre a su ayuda de cámara. En mi imaginario particular Festina era una marca italiana de relojes de mujer. No es italiana, es suiza de origen. Visto el significado, “apresúrate”, no me parece un buen nombre para un instrumento de medición.
    Llevo reloj y está atrasado, vivo en una hora errónea. La de vivir al margen del presente es una impresión que he tenido a veces; o siempre, no sé. Ahora puedo confirmar que vivo en el pasado, vivo hace 24 horas. Ese es el truco, las 24 horas de desviación; si no me fijo mucho mi reloj me sigue diciendo la hora exacta, aunque sea en realidad la de ayer.
    Le tengo cariño a este reloj que ya tiene sus años y algún que otro achaque. Hace tiempo que la corona está medio atascada. Me avisó un relojero, cuidado, se puede romper. Desde entonces ni la toco. De ello se han derivado dos circunstancias, una buena y otra mala. ¿Por cuál empiezo? Empezaré por la buena. La buena es que este reloj va como un ídem. O sea que ni atrasa ni adelanta, algo que hay que reconocer que es estupendo, tratándose de un reloj. La mala es que los últimos tres años he pasado los inviernos con mi reloj en horario de verano, una hora adelantado (o atrasado, me hago un lío).
    Hoy me he levantado pensando que el reloj es uno de esos inventos con los que los humanos hemos querido desafiar a los dioses. Pretender medir el tiempo, una desfachatez, mucho abarcar sería eso. Los relojes, en todo caso, deben de ser un chiste para Crono, o Eón, o cualquier otro dios del ramo; supongo que les haría gracia saber de su existencia. A cuenta de esto me he detenido a observar el mío. No tiene números, solo rayas; hay que deducir la hora por la posición de la esfera en la muñeca. Aparte del logo y de la marca, en la parte de abajo aparece la palabra “Friendship”, “amistad”, qué bonito; y a la altura de las tres hay una ventana, una ventanita, con un número que correspondería al día del mes. Pero es incorrecto, el número que aparece es el del día de ayer. No me fijaba en ese detalle pero me ha venido bien darme cuenta; me ha recordado que el tiempo es inaprensible, que lo ignoro todo sobre su naturaleza, que no está ni mucho menos de mi lado el muy traidor.

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