viernes, 5 de noviembre de 2021

El incidente

    En los primeros años emitíamos una serie de dibujos de Superman y había una frase que decía el personaje antes de cada hazaña: “esta es una tarea para Superman”. Un día íbamos K y yo por un pasillo cuando nos avisaron de un problema en la sala de videos. Me giré para ir hacia allí y solté la frase de modo enfático, “esta es una tarea para Superman”. K me miró entre admirado y divertido, como si hubiera dicho algo muy ingenioso.
    Años después se estropeó un monitor de video en la Unidad Móvil. Básicamente era un televisor, solo que de los antiguos, de tubos, y de calidad profesional. Lo normal hubiera sido llevarlo a mantenimiento y coger otro, pero en ese momento no había ninguno disponible. Qué hacer, que dijo Lenin. Había otro igual que habitualmente no se utilizaba instalado en un estudio; hablaría con el ingeniero del área, que en aquel momento era K.
    Así lo hice, pero en vez del “sí, claro, te ayudo a desmontarlo” que esperaba, lo que me dijo fue, “lo siento, no puedes llevártelo”. Sorprendido le pregunté por qué y, sin mucha convicción, me dijo que no podía prescindir del monitor, por si acaso. Tenía su parte de razón; pero, caramba, eramos amigos, y además en una emergencia él contaba con toda la infraestructura de la casa mientras yo estaba “fuera”, en la Unidad Móvil, solo ante el peligro.
    Intenté convencerlo, hasta que me di cuenta de que el motivo real de la negativa era otro, la pugna sorda entablada en torno a un tema laboral entre los ingenieros que estaban entonces “dentro” y nuestro jefe común E. Al final tiré por la calle de en medio, hablé con E y me dio su permiso. Había conseguido el dichoso monitor pero pagando un precio, la discusión con K. El episodio no se volvió a mencionar entre nosotros, pero ahí quedó, como una pequeña herida que no acababa de curar. También cabe la posibilidad de que él ni se acuerde, no sé.


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