lunes, 20 de diciembre de 2021

Oasis

    A un conocido propenso a la depresión el médico le ha recomendado no ver los informativos. La verdad es que a mí tampoco me convienen. Decía un dicho periodístico que noticia es un accidente con un muerto en tu barrio, o con cuatro en Roma, o treinta muertos en Turquía. ¿Y en China?… ¿en China? ¡allí nunca pasa nada! Eso era antes, cuando China estaba muy lejos. Ahora también es noticia lo que pasa en China, pero no lo bueno, que de eso seguimos sin enterarnos. Cualquier suceso atroz ocurrido en el sitio más lejano nos llega puntual. Todo se vuelve global y lo malo vende.
    Luego están las cosas pequeñas, noticias de aquí mismo como esta: el servicio de bicicletas eléctricas está en peligro porque cada día vandalizan unas sesenta (bicis). Una cosa que hacen, por ejemplo, es darles martillazos. Otra, tirarlas a la ría. ¿En qué fallamos? Mi reacción ante ese tipo de noticias es la tristeza. Quizá debería indignarme, pero soy un flojo, solo me pongo triste.
    Después lo escribo aquí, en esta página a la que, justicia poética, por gentileza de Google (al César lo que es del César) se puede acceder desde cualquier rincón del planeta (y si no se puede hago un llamamiento a los censores correspondientes para reivindicar 
su contenido inocuo y la libertad de expresión). No sé lo que durará este blog, no depende de mí (mi única arma es seguir actualizándolo) pero mientras dure, me parece, es un remanso de paz, un oasis. Internet es una selva, es el sitio donde el idiota al que se refería Macbeth cuenta su historia llena de ruido y furia que no significa nada. Aquí, por el contrario, no hay anuncios, ni vas a conocer el desgraciado final de nadie, ni ver lo viejas que están las bellezas de antaño. Aquí solo hay lo que lees, un rumor de historias, a veces tristes, que quieren significar algo.

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