viernes, 17 de diciembre de 2021

Pensamiento fugaz

*Intersecarse. Geom. Dicho de dos líneas, dos superficies o dos sólidos: Cortarse entre sí.

    Me suelo preguntar, no sé si es normal, cómo funciona la mente, cómo pensamos. No he llegado a ninguna conclusión. Lo que sí tengo, por si acaso, es el nombre para una teoría al respecto: teoría general de la fugacidad del pensamiento. Las ideas son así, pasajeras, por lo menos las mías; además de incompletas e imperfectas, casi siempre. No surgen solas, no se nos ocurren sin más. Somos más bien filtros, alambiques que destilan pensamientos a partir de lo que hemos ido captando por medio de los cinco sentidos, y tal vez del sexto.
    La mente es como ese juego chino, el tangram; las piezas geométricas serían las experiencias. Nuestra tarea es combinarlas para formar, por ejemplo, la figura de un pato y completar así un pensamiento-pato, por ponerle un nombre. Pero la cabeza no puede parar y una vez que ha cuajado una idea, o la sombra de una idea, esta se deshace para probar otra combinación de las piezas, pon que ahora sea un pensamiento-elefante, y así ad infinitum.
    Desde hace tiempo tengo un pensamiento a medias. El tema es la exposición que hace de sí mismo el que escribe algo. Esto va unido a la sospecha de que la única intimidad que se puede contar es la propia. Pensaba en ello y no sabía que para ese tangram me faltaba una pieza. La he encontrado, sorpresa, en el video de la presentación del libro de Jokin. Dice Jokin, entre otras cosas, que no es lo mismo lo íntimo que lo privado, que se puede hablar de intimidad sin estar contando la vida de uno, entiendo. Con esa pieza el rompecabezas me ha quedado así: en la escritura lo íntimo y lo privado son dos esferas diferentes; aunque es normal, incluso frecuente, que a veces se intersequen.

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