miércoles, 11 de enero de 2023

Llámalo préstamo

    No diré plagio, plagio es delito y si te pones a mirarlo con lupa todo es plagio. Préstamo es una forma suave de decirlo y hay quien defiende que los préstamos son lícitos, que es una manera de hacer nuestro lo que era de otro. También pasa que lees algo, lo olvidas y un día lo escribes sin saber del todo de donde ha salido la idea. O igual ha sido una casualidad; a dos escritores se les puede ocurrir lo mismo, sea a la vez o con años de diferencia.
    Casualidad ha sido, en mi caso, que haya leído el cuento de Amy Hempel no mucho antes de leer la novela de X. No revelaré la identidad de X por respeto a esa presunción de inocencia. También, aunque de un modo más indirecto, por aquel dicho de que se dice el pecado pero no el pecador. Confieso que esto es algo que nunca había entendido del todo. Decir un “pecado” no es decir gran cosa, más elegante sería no decir nada.
    Se trata de esto que escribió Amy Hempel tal como aparece en la traducción de Silvia Barbero en sus “Cuentos completos”, son las palabras de una viuda:
    Al final descubrí un truco para poder dormir un poco. Duermo en la cama de mi marido. De esa manera, la cama vacía que miro es la mía.
    Curiosamente el texto se cita ya en el prólogo. El prologuista, el escritor Rick Moody, lo menciona junto a otros dos ejemplos de la prosa afilada de Amy Hempel.
    En la novela, publicada el año pasado, de X se puede leer esto otro, esta vez en boca de un viudo:
    “Pero ya lo he arreglado, ¿sabe? Ahora duermo en su lado de la cama. De esta manera el hueco que veo vacío cuando me acuesto es el mío”.
    No es una acusación —creo— solo algo que me ha salido al paso y que he disfrutado investigando. Por otra parte la novela de X me ha parecido muy buena.

No hay comentarios: