sábado, 6 de enero de 2024

Sin nombre todavía (y2)

    Mientras tanto, querido X (no quería repetir “niño” y no lo he mejorado con este frío “X”, qué útiles son los nombres al final), quería decirte que no escribo “querido” solo porque sea una fórmula habitual; puede resultar sorprendente pero es cierto que te quiero. No te conozco y te quiero por instinto, por lo que tienes de continuación de la vida en general y, un poco también, de mi propia vida.
    “Nací en 2024”, dirás un día. Serás, eres, a 21st century man; o, más exactamente, no un hombre sino un ser humano. Hombre y mujer ya solo son términos relativos. Aunque aún no hayas nacido, querido nasciturus, ya eres un ser, y también eres humano (no vas a ser perruno); un ser humano que se desarrolla en el seno materno, acontecimiento que no por repetido deja de ser maravilloso.
    Querido niño sin nombre todavía, vivirás de pleno en este siglo XXI (donde yo solo soy un invitado de paso) y tienes bastantes probabilidades de picar también en el próximo siglo. Da vértigo nombrarlo: el siglo XXII, que parece ahora tan lejano y que sin embargo, créeme, está muy próximo, está ya casi ahí.

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