jueves, 17 de octubre de 2024

Desasosiego revisitado

    La palabra es desasosiego, y esta es la definición para un futuro e improbable libro de aforismos: Desasosiego, febrícula de la ansiedad. Una punzada de desasosiego sentí al escuchar que detrás de mi texto del 11 de octubre se adivinaba un espíritu matemático. Agradezco el comentario. Lo tengo, ese espíritu, y cierta inclinación hacia los números. Me parece que la punzada involuntaria se debió a la creencia, tan extendida, de que las matemáticas están reñidas con la literatura, algo que sin embargo no tiene ninguna base científica (guiño).
    Podría haber dicho desazón o inquietud pero la sombra de Pessoa, como la del ciprés, es alargada. Leí, hace años, su “Libro del desasosiego” y no me enteré de mucho. Hace unos días, aprovechando la misteriosa reaparición en casa de aquel ejemplar, que había perdido de vista, empecé a leerlo de nuevo. Lo primero que me ha llamado la atención —hablando de espíritus matemáticos— ha sido el nombre del traductor: Perfecto E. Cuadrado. Así aparece, con una E en el medio, para despistar. Perfecto Cuadrado, no se puede mejorar, o empeorar.
    Recordaba bien el subtítulo, que me encanta: Autobiografía sin acontecimientos. Muy al comienzo del libro, se lee esta subrayable observación: La inconsciencia es el fundamento de la vida. El corazón, si pudiera pensar, se pararía. Unas páginas más adelante —y ya estoy llegando adonde quería ir— he encontrado unas líneas idóneas para un aprendiz de escritor. Hay que tener en cuenta que Pessoa apenas publicó en vida, que escribía porque sí.
    En esas líneas se sitúa, pluma en mano, en su piso de la Rua Dos Douradores, en el centro de Lisboa, y confiesa: Siento en mi persona una fuerza religiosa, una especie de oración, un símil de clamor. Me apunto a este sentimiento, esa es la actitud; pero esto es solo el preámbulo. A continuación evoca así, entre signos de admiración, los superpoderes de la escritura: ¡Yo aquí, en este cuarto piso, interpelando a la vida!, ¡diciendo lo que las almas sienten!, ¡haciendo prosa como los genios y los célebres! ¡Yo, aquí, así…!

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