La traducción del título tiene su aquel: Lejos del mundanal ruido. Pones en el buscador mundanal ruido y te remite a esa novela inglesa. Fray Luis de León se removerá en su tumba, porque el que tradujo al español sacó la expresión de aquel poema suyo (que se daba en el colegio):
¡Qué descansada vidala del que huye el mundanal ruïdo,y sigue la escondidasenda, por donde han idolos pocos sabios que en el mundo han sido;
Lo que yo no sabía era lo de la diéresis sobre la i de ruido. Al parecer se puede usar en poesía para forzar la lectura con hiato de vocales que ordinariamente forman diptongo (hiato, ni idea). Así, se pronuncia ru-ido, para rimar con ido y sido. Siempre me ha parecido un verso incongruente, por esa pronunciación anómala de ruido, por escribir “huye el mundanal” y no “huye del mundanal” (por métrica, supongo) y por la misma palabra mundanal que no había oído nunca. Más sencillo hubiera sido decir la del que huye del mundo enloquecido (y me estoy inspirando en el madding de Hardy, paradoja temporal).
El caso es que el traductor recurrió a ese verso de Fray Luis de León porque Thomas Hardy había tomado a su vez el título de otro verso, de un poeta inglés llamado Thomas Gray, que decía: Far from the madding crowd's ignoble strife (Lejos del innoble batallar de la multitud frenética, más o menos). Es curioso que según algunos críticos Hardy estaba siendo irónico al elegir ese título, porque la novela es un torbellino de pasiones.
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