lunes, 4 de noviembre de 2024

Novum verbum

    Todos somos egocéntricos, sospecho; no serlo implicaría padecer algún tipo de trastorno de personalidad. Lo prudente es serlo sin que se note demasiado. Una vez, una conocida, no diré amiga, nos mandó a todos sus contactos un correo electrónico con una foto de su padre que cumplía ochenta años y un texto laudatorio en el que expresaba su emocionada devoción filial. No sé los demás, pero mi reacción, diría que instintiva, fue pensar: esta debe de creer que los demás no tenemos padre. A mí por lo menos nunca se me ocurriría mandar a nadie algo así. A nadie que no fueran mis hermanos.
    Por ese motivo cuando repaso algo escrito procuro quitar todos los yo de los que se pueda prescindir. Una forma de eludir el yoísmo auto-descalificador es diluirse un tanto y utilizar la primera persona del plural. Tiene mucho sentido hacerlo porque un ser humano solo no puede nada, y decir nosotros es apelar a la solidaridad y a la comprensión de los demás, decirle al otro que no te crees mejor que nadie, buscar su complicidad.
    Utilizar el nosotros es una medida humidificadora, en el sentido de que alivia la sequedad del yo. Es broma, a medias; he omitido una ele. Quería decir humildificadora. La palabra no existe (no existía). Es una (humilde) propuesta que hacemos (guiño) para expresar esa idea de algo que ayuda a ser humilde, y que, de paso, por qué no, también refresca un poquito; algo humildificador.

    Nota: Novum verbum es "palabra nueva" en latín. Hace tiempo titulé otra entrada Novum sermo creyendo que significaba lo mismo. Ahora aprendo que no exactamente, al parecer sermo significa "discurso".

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