sábado, 24 de mayo de 2025

Momento estelar

    Guion no lleva tilde, truhan tampoco; pasa la voz. La razón es que son monosílabos (o se les acusa de ello). Si fuera el rótulo de un comercio sería este: “Guion, sin tilde desde 2010”.
    Cada vida sigue un guion que nadie conoce de antemano pero que, pasados los años —y eventualmente extinguida esa vida en particular—, aparece tan lógico y redondo como el de cualquier película. La vida más aburrida si la miras de cerca, y más si la miras desde dentro, resulta fascinante; está esperando que alguien la cuente.
    Uno de los momentos estelares de cada historia, de cada guion (y de la humanidad, Stefan Zweig) es cuando la protagonista se queda embarazada. Se queda, en reflexivo, como si fuera espontáneo e involuntario. A ver si mejoramos el idioma. Nos hemos quedado embarazados tampoco vale. ¿Cómo decirlo? Está embarazada, cierto, esa es la fórmula correcta.
    Una explicación más prolija sería absurda: mi pareja y yo hemos tenido relaciones sexuales, consentidas y deseadas, y como consecuencia, no habiendo puesto ningún medio para evitarlo, estoy embarazada. Otra forma: de la fusión de un espermatozoide suyo y un óvulo mío una nueva vida ha surgido en mi útero.
    Bueno, pues esta chica está embarazada, de unos seis meses —enhorabuena—, y una mañana temprano se levanta, va al baño y a la vuelta comenta de pasada: me ha despertado el hipo del bebé. Así lo ha dicho. Es el bebé, ¡hip!, que está haciendo sus ejercicios prerespiratorios. ¿No es maravilloso?

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