Tengo una pregunta: ¿Cuántos seres humanos se han quedado sin nacer por cada uno de los creacionistas que sí han nacido? La respuesta que me ha dado la humilde inteligencia artificial a mi alcance —por eso la pongo con minúsculas, por humilde— ha sido que no hay ninguna relación entre ambos conceptos. Merecido lo tengo.
Hay que rebobinar. La idea original, surgida de la experiencia cotidiana, ha sido esta concisa frase que me ha venido a la cabeza como una iluminación: estoy vivo de milagro. Me explico más. Ha sido a raíz de la publicación del último libro de Hanif Kureishi. Hace unos años Kureischi se desmayó —no sé a cuenta de qué, una bajada de tensión, un golpe de calor, lo que fuera— y se desplomó, con la mala suerte de que se rompió el cuello y quedó paralítico.
A pesar de todo sigue escribiendo, o sigue escribiendo precisamente por eso. Así que me comparo con Kureischi, no en un sentido profesional sino como simple homo sapiens, y de ahí el fogonazo: estoy vivo de milagro. De un doble milagro, el de haber sobrevivido hasta ahora y el de haber nacido, en primer lugar.
Así que, ¿cuántos seres humanos en potencia se quedaron en el no-estado de no nacer mientras nacía yo de milagro? (o nacías tú, para esto somos intercambiables). En ese punto se me ha cruzado una distorsión, la idea de que no sabemos qué es exactamente un ser humano, ¿lo era un neandertal? Los creacionistas no tienen ese problema, y por eso se han colado en la pregunta editada del principio. Pero olvidémonos de ellos. La pregunta que tengo para la Inteligencia Artificial (la lista, la que se escribe con mayúsculas) es esta: ¿Cuál es la probabilidad de existir?
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