Las máquinas de visión óptica. Hablo de memoria, igual ni se llaman así. Son esas máquinas que según pasan las piezas metálicas que sean, arandelas por ejemplo, son capaces de separar las que cumplen la norma de las que no la cumplen. Me he acordado de esas máquinas pensando en la digitalización de los textos en papel y en la existencia de versiones digitales calamitosas de obras literarias.
Si estás familiarizado con los lectores electrónicos habrás visto ejemplos. A veces se dan casos curiosos. Como este que cuento, el de un libro electrónico en el que cada vez que salen juntas en una palabra las letras f y l, en la pantalla aparece un espacio en blanco entre ambas.
La primera ha sido f lotando, y no le he dado mayor importancia; pero al rato ha aparecido f loreros y después af lojo. Mi suposición es que en el libro original, en papel, las efes y las eles debían de ser especialmente esbeltas y la “máquina de visión” dedujo, por su cuenta, que allí había un espacio en blanco; y como a ella, a la máquina, ni le iba ni le venía así lo reprodujo en su archivo epub, fb, pdf o lo que fuera.
Según avanzaba he comprobado que el patrón se repite, las efes y la eles siempre separadas. Ha habido una excepción, pero era una f mayúscula: la heladería Flamingo. Lógicamente, cada aparición, f laca, f lexible, ref lejo, me distraía del hilo de la narración o me arrastraba a otro hilo paralelo en el que he buscado alguna lógica y de hecho me ha parecido que la había: f lexiona, inf lar, af lojar, pantuf las...
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