martes, 26 de agosto de 2008

Malditos pajaritos

Diré la verdad. No tengo ni idea de a qué se refería Milan Kundera cuando hablaba de la insoportable levedad del ser. Lógico por otra parte porque no he leido ese libro ni ningún otro suyo (me parece que ya no está de moda), aunque sí vi la película. Me pareció que iba de amoríos entre cuatro jóvenes. De la levedad del ser y su insoportabilidad, ni rastro. En todo caso yo me imagino más fácilmente la pesadez del ser. Todos los seres humanos que habitan la tierra más todos aquellos que la habitaron un día. Cada uno un ser complejo con sus cualidades, sus defectos, sus dudas; con toda la pesadez de su ser a cuestas. De modo que el peso total resulta abrumador. De hecho, insoportable. Me parece que es tan obvia la insoportabilidad de la pesadez del ser que Kundera lo que hizo fue un juego de palabras; como aquella mañana de domingo en la campiña en la que se respiraba una gran paz, con una ligera brisa moviendo las ramas de los árboles y trinos de pájaros de fondo, y al comentarlo así alguien del grupo, otro contestó: Sí, qué paz, si no fuera por esos malditos pajaritos...

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