miércoles, 24 de septiembre de 2008

El camino


Por el camino del bosque. En los días más calurosos es una delicia adentrarse en la sombra y el silencio. Cuando el ruido de la autopista es un eco lejano. La primera curva es la más sombría y donde se empieza a oir otro rumor: El rumor del agua del riachuelo. Sigue el camino serpenteante y cubierto a tramos de agujas rojizas de los pinos. Un día quise atrapar parte de su encanto y llevé la máquina de fotos. Cada poco encuadraba y apretaba el botón. Pasé el antiguo depósito de agua, convertido ahora en una construcción misteriosa, mitad fortín, mitad ruina industrial. Tras otra curva el camino volvía a juntarse con el arroyo y de pronto al otro lado de éste, entre la maraña de arbustos y pinos sentí los pasos sonoros de los caballos. Y los vi. Destacaba uno blanco. Entre los árboles. Me felicité por llevar la cámara y me apresuré a sacar más fotos. Pero al pulsar el botón la cámara recogió el objetivo y se auto-apagó. El caballo blanco se detuvo como si hubiera oído un chasquido y en seguida siguió ladera arriba desapareciendo entre la vegetación. No había llevado más pilas, así que tuve que esperar a estar en casa para ver si había llegado a sacar esa última foto. Las fui visionando en el ordenador. El camino repetido una y otra vez. Sin brisa, sin rumor de agua, sin magia. No había foto de los caballos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, enhorabuena por tu blog. Navegaba sin rumbo por go0gle y ha sido todo un descubrimiento: he encontrado mi mensaje dentro de una botella. Me has hecho reír,llorar...vamos, que me ha eclipsado y lo he leido casi entero hasta el amanecer. Escribes fenomenal. Te seguiré.

Javier dijo...

Gracias, ¿cómo te va la vida?