sábado, 27 de septiembre de 2008

Peripecia de un libro

Vi el libro sobre una de las mesas de la recepción del hotel. Era una edición de bolsillo algo ajada de una novela de Dean Koontz: Forever Odd. Olvidada o quizás abandonada por alguien. No había leído nada de ese autor, me sonaba a best sellers, la típica lectura de verano. Al cabo de una hora seguía allí. Decidí tomarlo prestado, bueno cogerlo, no sé si robarlo. Y lo leí. Era lo que parecía. El protagonista es Odd Thomas, un chico con la habilidad de hablar con fantasmas. Muy apropiado el nombre, Odd significa "raro". La novela no me pareció buena (a poco de empezar charla amigablemente con el fantasma de... Elvis Presley) aunque tengo que reconocer que Dean Koontz domina su trabajo y deja pequeñas perlas por el camino. De vuelta a casa tuve remordimientos (o un pequeño malestar) por haber cogido lo que no era mío, aunque quería pensar que su anterior dueño no había querido conservar el libro. Tampoco es un libro del que presumir en una estantería, así que decidí donarlo (se dice así, ¿no?) a la biblioteca. Eso fue hace dos años. Ayer estuve allí y lo vi en la K. Pude comprobar en la tarjeta de lectura que había sido prestado tres veces. Tres personas lo habían escogido y llevado a casa. Me sentí un pequeño tramposo benefactor de la comunidad.

No hay comentarios: