Diálogo postsocrático
Ella.
—¿En qué estás pensando?
Él.
—En nada, bobadas.
Ella.
—¿En qué bobadas?
Él.
—Mmm, en que la Muralla China está sobrevalorada.
Ella.
—¿La Gran Muralla China?
Él.
—¿Lo ves?
Ella.
—Jaja, en serio, ¿por qué?
Él.
—Bueno, no sé, la Gran Muralla larga es, eso hay que reconocerlo,
pero ¿grande?, yo la veo bajita. No creo que tuviera... entidad
suficiente para detener a un ejército; vamos, ni a un pequeño grupo
de hombres decididos.
Ella.
—Hombres decididos, eso no me suena bien.
Él.
—Pon amazonas aguerridas.
Ella.
—Mejor. Oye, gran tema el de la gran muralla, pero ¿a cuento de
qué?
Él.
—Eso me estaba preguntando. Asociación de ideas, supongo. ¿Por
qué otro mecanismo pensaríamos cualquier cosa?
Ella.
—Fundemos una empresa, Ideas Asociadas SL.
Él.
—Con tu mente y mi cuerpo nos forramos. Mira, se me está
ocurriendo, igual el caso más interesante, o más provechoso, de
asociación de ideas sea cuando es entre dos, o sea en un diálogo.
Ella.
—Lo pillo, en un diálogo como es debido las ruedas dentadas de
nuestros cerebros giran y se arrastran mutuamente, ayudando a mover
los engranajes del pensamiento y a producir estas ideas nuestras tan
claras, perspicaces, inspiradas, brillantes.
Él.
—Dí que sí.
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