sábado, 19 de diciembre de 2020

Leer es malo

Leer es malo. Leer mucho es malo. A veces, leer mucho es malo. Leer no siempre es bueno. Si lo lees todo y luego lo recuerdas, tienes un problema. En ocasiones lees algo y piensas, maldita sea, eso lo tenía en la cabeza, eso quería haberlo escrito yo. Bah, leer no es malo, no lo digo en serio; aunque me ha pasado, lo de que me pisen una idea (pero todas las ideas están pisadas). Leyendo una novela me he enterado, con asombro y admiración, de que en algunos cursos universitarios a mitad del trimestre tienen una “reading week”, una semana sin clases dedicada a leer. La novela (no especifico porque no me ha parecido muy buena) hablaba del Trinity College de Dublín (ex-alumno más famoso, Oscar Wilde). También se cuenta que allí, en el comedor para los alumnos con beca, se reza en latín. Por otros lares es habitual la semana blanca, una semana igualmente sin clases y que se puede dedicar a disfrutar de la nieve durante el día y, ya al atardecer, a sentarse junto al fuego a leer un buen libro. Ah, que no, que hay que salir a tomar unas copas, vale. Siempre me acuerdo de un concurso que hicieron para fomentar la afición a los libros entre los niños. Estos tenían que proponer un lema a favor de la lectura. Una niña presentó este, justamente premiado: El que llora es un llorón, el que lima es un limón y el que lee es un león. Me encanta; además siempre he sido partidario de los leones. Para terminar, y antes de que lo lea en algún sitio y me lo pisen, un aforismo que no tiene nada que ver con la lectura: El universo no debe ser tan grande cuando cabe en una palabra.

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