jueves, 7 de enero de 2021

A-weh-uh-heh-uh-ell

Cuanto más vivo está un idioma, más escurridizo se vuelve. Dicho de otra forma, una lengua viva es imposible de fijar (el lema de la Academia, “limpia, fija y da esplendor”, es un tanto discutible). Ahora mismo nos llueven términos desde el inglés; no hay que alarmarse, la pureza de la lengua, como la de la sangre, es una bobada. Además, seguro que muchas de las nuevas palabras son nietas de otras que, en su día, salieron de las mismas fuentes primigenias, del latín. Son palabras que todavía guardan en la familia la llave de la casa de Toledo, o de Roma en realidad. Parece que el 65 por ciento del léxico inglés viene del latín. En el uso, varía desde el 85 en textos científicos (¡no pueden pensar sin el latín!) hasta el 35 del lenguaje coloquial. Una palabra que me gusta es “rufo”, del spanglish para “tejado”. Teniendo en cuenta que no todos los tejados llevan tejas, rufo podría ser el nombre genérico, y a nadie tendrían por qué caérsele los anillos, digo yo. Dos anglicismos que ahora mismo están esperando en la puerta de la Academia son “yutuber” y “guasap” (términos adaptados). La definición de yutuber podría ser, propongo, “sabio divulgador que utiliza la plataforma de su nombre en beneficio de la humanidad”. Pero esa sería la segunda acepción, la primera se ajustaría más bien a esta otra definición: “persona que hace el chorra en internet”. En otro caso, “influencer”, me pregunto qué se hará, si cambiar la grafía, “influenser”, o la pronunciación, y que suene como se lee, con “c”. Ya puestos, ¿se podría admitir como sinónimo “manipuleitor”? (“manipulator” nos plantea el mismo problema pronunciatorio, con perdón). El detonante de estos comentarios ha sido lo de las fiestas “rave”. Me duele lo de “rave” y sus zombis que asienten convulsos por la sombra que proyectan sobre otro “rave” anterior, el “Rave On” de Buddy Holly, un minuto y cuarenta y siete segundos de rock and roll (o rocanrol). Es difícil traducir este “rave on”. Entiendo, por la letra, que le pide a su chica que siga igual de entusiasta, de energética. Esta canción tiene uno de los mejores comienzos vocales de la historia de la música pop, ese “a-weh-uh-heh-uh-ell”, que es como pronuncia Buddy Holly un estirado y entrecortado “well” (corre a escucharlo). En definitiva, que no se merece Buddy este descrédito.

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