jueves, 21 de enero de 2021

Ser y tiempo

Según pasa la vida, más nos ocupamos del paso del tiempo. Se comprende que pretendamos medirlo. ¿Quién empezó?, no sé; los caldeos, los sumerios, los egipcios. Para eso se debieron desarrollar la física y las matemáticas. Mi última frontera en matemáticas la marcaron las ecuaciones diferenciales de segundo grado. Me quedé ahí, a las puertas. Era el último tema del programa y, lamentablemente, no llegué a estudiarlas. Aún así, por motivos que se me escapan, aprobé la asignatura; una injusticia. Desde entonces, contemplo esas ecuaciones como un conocimiento mítico fuera de mi alcance, un tren que se perdió en la noche. Ahora, tampoco me preguntes por las ecuaciones diferenciales de primer grado. Están olvidadas, solo las retuve el tiempo justo para pasar el examen (y así todo en la vida). El tiempo justo, de eso se trata. “El progreso y la tradición son dos fantasmas del tiempo”, puso Machado en boca de Juan de Mairena (lo escribió de pasada, como un comentario lateral). Fantasmas del tiempo, eso me gusta; se puede aplicar a muchos otros casos. Al éxito y al fracaso de Kipling, por ejemplo: el éxito y el fracaso son dos fantasmas del tiempo; y dos impostores, desde luego, lo son, lo son. Nosotros, los humanos, también somos, matizando, fantasmas en el tiempo; ahora estamos, ahora no estamos. Un criterio de medida son las horas de luz y oscuridad. El día más corto del año, el más triste para los mamíferos diurnos, es el 21 de diciembre. Una lógica desinformada, que es la lógica que suele gobernar nuestras vidas, nos dice que a menos luz más frío. ¿No debería ser el 21 de diciembre el día más frío del año, la fecha que marcara el punto intermedio del invierno? Pues no, es su comienzo; es como si hubiera una inercia que empuja a las estaciones hacia el futuro. Por otra parte, el frío no depende, como nos dice esa misma lógica iletrada, de la distancia entre el Sol y la Tierra; sino del ángulo de incidencia de los rayos de luz. Por eso, estas tardes de invierno, vemos al sol en vuelo rasante hacia el ocaso (quiero decir que el sol está bajo en el horizonte). Mido el tiempo, obsesivo, contando los días que faltan para que la luz venza a la oscuridad. Hoy, 21 de enero, ha pasado un mes desde la noche más larga, y por tanto ya hemos dejado atrás los dos meses más oscuros del ciclo. Faltan otros dos para el 21 de marzo, el comienzo de una nueva primavera. Matemáticas elementales; y gracias, Heidegger, por el encabezamiento.

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