miércoles, 21 de julio de 2021

Pienso mientras existo

    Una ventana de buen tiempo, eso es nuestra estancia en la Tierra. O, como se ha dicho tanto, un intervalo de luz en medio de la oscuridad. Y un día, de pronto, llueve y se acaba el recreo. Qué hay después, ni idea; me parece que nada. Pero no deberíamos preocuparnos, son cosas del tiempo, del tiempo tic-tac, y de eso poco sabemos.
    Si no nos preocupa dónde estábamos antes (antes de ser y estar aquí en la Tierra) por pura simetría no nos debería preocupar donde estaremos después. Es curioso, todo el mundo comprende sin problema que antes no existíamos y sin embargo se resiste a admitir que después no existiremos. Dejar de existir nos angustia, no haber existido nos es indiferente.
    Lo pienso, dentro de mis muy limitadas capacidades, y lo único que veo es materia. Que haya materia es un enigma previo que no podemos explicar, como no podemos explicar que esa materia cobre vida y se organice en forma de ser humano y sea capaz de andar, reproducirse y razonar dentro de un límite. Somos materia cambiante e inestable. Antes había materia y después habrá materia y lo único que ya no habrá (ni hubo antes) es mi individualidad. Y la tuya (y lo siento, pero menos que siento lo mío).
    No todo el mundo está de acuerdo, están los que creen que ellos se vienen reencarnando desde hace mucho; qué bobada, es lo que pienso. Si no hay materia no hay nada, salvo que haya algo y yo no lo vea. Eso lo comprendo, que mi materia no me dé para ver mucho. Nuestra existencia, la vida, es esto de ahora; que no es poco, que es muchísimo, que es todo.

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