lunes, 14 de febrero de 2022

"Impregnable"

    Stephen Crane murió de tuberculosis y otras complicaciones a los treinta años. La lista de escritores muertos de/por tuberculosis es apabullante: Chéjov, Stevenson, Keats, Mansfield, las hermanas Bronte (y el hermano también), Kafka, Becquer, Orwell y muchos más. Claro que lo más seguro es que también hayan muerto de lo mismo bastantes panaderos o abogados.
    Paul Auster (sigue bien de salud, que se sepa) ha escrito un libro reivindicando a Crane. Recoge una frase que este le dijo a su mujer Cora poco antes de morir: “Me voy de aquí apaciblemente, buscando hacer el bien, firme, resuelto, invulnerable”. Deduzco que fue la misma Cora la que lo dejó escrito (empezó una biografía que no se llegó a publicar) y también que no fueron las últimas palabras de Crane (algo más diría). Tampoco creo que tenga especial importancia lo último que dijo un escritor, pero como somos así nos gusta saberlo.
    Como última palabra “invulnerable” está muy bien. Se referiría al espíritu, porque al cuerpo, exhausto, le faltaba poco para claudicar. Claro que él no pronunció esa palabra sino otra inglesa que a nuestros oídos parece lo que no es: impregnable (imprégnebol, my friend). La frase original es “I leave here gentle, seeking to do good, firm, resolute, impregnable”. No pretendo corregir al traductor, sus razones tendría, pero el significado oficial de impregnable es “inexpugnable” referido a una fortaleza o “invencible” cuando atañe a una persona; “invulnerable” e “invencible” no son sinónimos, una o varias heridas son compatibles con la victoria. Propongo esta traducción: “Me voy de aquí tranquilo, buscando hacer el bien, firme, resuelto, invencible”. Stephen Crane, “el chico ardiente”, pudo sentirse vulnerable (de hecho se estaba muriendo) y, a pesar de todo, invencible.

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