viernes, 20 de mayo de 2022

Cualquier tiempo pasado

    Conozco un Mikel que fue apasionado seguidor de Juego de Tronos. Durante la última temporada veía cada capítulo en tensión y acompañaba los momentos culminantes con exclamaciones tipo ¡eso es! o ¡toma ya! Ese fervor me recuerda una novela de Paul Auster que leí hace diez años, Sunset Park.
    La tendría que volver a leer porque ya he olvidado casi todo. Lo que sí recuerdo es la sensación en varios pasajes de que aquellas palabras explicaban también mi alma, por decirlo de alguna forma. Mi estado de ánimo no estaba lejos del de Mikel. En esa misma novela Auster aprovecha que el río Hudson pasa por Nueva York para incluir camuflado todo un ensayo sobre una película de 1946, “Los mejores años de nuestra vida”.
    El título es lo bastante sugerente para que al oírlo y evocar algún recuerdo entrañable a los sensibleros se nos humedezcan los ojos. La palabra clave es “nuestra” porque el uso del plural hace que incluyamos personas queridas en esas evocaciones. Excavando un poco más hay también una canción con ese mismo título, “los mejores años de nuestra vida”, y que sigue diciendo, “abrázame fuerte que ninguna noche es infinita”. Así es, ninguna noche es infinita.
    Todo esto apunta a tiempos añorados, lo que me parece bien y normal pero no aclara si los tiempos pasados fueron mejores o peores. La única verdad incontestable, mientras no viajemos en el tiempo, es que cualquier tiempo pasado ya pasó. Sí parece, en general, que la vida va mejorando, aunque a veces demos pasos atrás. Yendo a lo práctico, al día a día, a lo que nos conviene, diría dos cosas: una, nada de “en mis tiempos”, los tiempos son los mismos para todos; y la otra, los mejores años de nuestra vida pudieron ser otros pero también son estos.

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