jueves, 8 de septiembre de 2022

No sé lo que hicisteis el último verano

    Va siendo hora de saber qué hicisteis el último verano, o si no hicisteis nada qué leísteis o qué aprendisteis. Por mi parte estoy en una fase en la que se olvida más de lo que se aprende aunque trato de convencerme de que cada año que pasa comprendo mejor el mundo, sabiendo que ese comprender en valor absoluto es molto piccolo, piccolissimo.
    El verano es una estación que cada vez pasa más rápido. El verano es una estación y Aranda de Duero es otra y antes pasaba el tren por Aranda y daba tiempo de todo mientras ahora pasa el tren y Aranda de Duero es una imagen fugaz que te pierdes si parpadeas.
    Lo que nos queda es dar importancia a las cosas pequeñas, sobre todo si no hay grandes. Una pequeña gran cosa es la luz del día. El día más largo del año es el 21 de junio, creo, y ese día empieza el verano. A las siete de la mañana en junio ya ha amanecido. Esto es curioso, ahora que estoy jubilado me levanto mucho antes que cuando trabajaba. También me acuesto antes porque en la tele no hay nada así que hago un rato zapping, me pongo a leer y en seguida me entra el sueño; a las once a la cama. Eso es, más o menos, lo que he hecho el último verano.
    Entramos en septiembre y técnicamente todavía es verano, y lo será pero también es melancolía y otoño, y además el mundo va mal. De eso me he dado cuenta, no de que el mundo vaya mal sino de que en agosto el día acorta bastante. Habría que cambiar los límites del verano. Podría empezar el uno de junio y acabar el treinta y uno de agosto. Por cierto, hablando de límites, hablan en los noticiarios de “topar el precio del gas”. Para mí que está mal dicho. “Capar” tendría más gracia y lo correcto sería, me parece, “limitar”.

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