martes, 20 de septiembre de 2022

Proposición

    Si hay algo que me gustaría entender (y llueve sobre mojado) es el tiempo, el de Cronos digo. Me da la impresión de que el tiempo es la clave de todo. Por qué será que podemos mirar hacia adelante en el tiempo y comprender, más o menos, la idea de eternidad, o de esa mitad de la eternidad venidera, pero no podemos, no puedo, entender la otra mitad, la que quedó atrás.
    Una ramificación de ese enigma es la que concierne a las almas. Esto afecta más a la imaginación que a otra cosa pero quería contarlo porque me ha hecho gracia. Es que si las almas son inmortales no solo existirán para siempre, compañeras inseparables de la eternidad, sino que también habrán existido desde siempre. De ahí supongo que, por economizar en almas y para que no estuvieran ociosas, se deriva la teoría de la reencarnación y el hecho concreto, según algunas doctrinas, de que las almas de los bebés puedan elegir a sus padres antes de nacer. Me ha hecho gracia.
    En fin, estaba pensando que si tenemos la mitad de la eternidad a cada lado, antes y después, va a resultar que estamos justo en el punto medio del transcurrir del tiempo. Vaya casualidad, esto debería haberlo estudiado Einstein; igual lo hizo, no sé; si no es así propongo un axioma o apotegma o principio: “El momento presente, el ahora en que vivimos, es exactamente el punto central de la eternidad”. Esto vendría a confirmar algo que ya sospechaba: la importancia de este instante en que vivimos, la auténtica piedra angular del tiempo.
    Claro que visto de otro modo tal vez el tiempo no pasa, solo está ahí quieto y es la vida la que se mueve, y el pasado y el futuro son dos inventos para entendernos. Fuera como fuese cabe imaginar que ese movimiento que es la vida cesará algún día. El universo no es una máquina de movimiento perpetuo, lo siento; así que tarde o temprano todo se irá ralentizando hasta que la última partícula subatómica se detenga y, aunque en teoría la eternidad continuará impasible, en la práctica esa quietud absoluta y sin solución será lo que se conoce como el fin de los tiempos.

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