miércoles, 19 de julio de 2023

Ahora mismo

    Se puede decir en tres palabras: siempre es ahora. Una simpleza, de acuerdo, pero una que me da qué pensar. Por pasiva: nunca es antes ni después, nunca es mañana ni ayer; por activa de nuevo: siempre es ahora. Vivimos en un instante eterno y lo que queda fuera no tiene sentido o dicho de otro modo nada queda fuera del ahora. Para entendernos, para no volvernos locos, supongo, nos hemos inventado tanto el pasado como la aún mayor entelequia del futuro; ambas son quimeras fuera de nuestro alcance.
    Mi conciencia está firme y sólidamente instalada en el ahora y siempre lo estará porque esta conciencia mía, o sea yo, con perdón, nunca he conocido ni conoceré otra cosa que el instante presente y mi vida, para mí, nunca será pasado ni futuro. Mi conciencia se apagará, lo sé, pero no en el futuro (o solo en el futuro para que nos entendamos) porque el momento en el que se apague no podrá dejar de seguir siendo ahora mismo y cuando la Tierra dé la siguiente vuelta al Sol seguirá siendo ahora en hipótesis y será nunca para mí.
    Por la “ley de las casualidades que no lo son” me encuentro ahora (¿cuándo si no?) con esto que el maestro Borges escribió en un cuento: …reflexioné que todas las cosas le suceden a uno precisamente, precisamente ahora. Siglos de siglos y sólo en el presente ocurren los hechos; innumerables hombres en el aire, en la tierra y el mar, y todo lo que realmente pasa me pasa a mí… Lo cita Italo Calvino, que le puso nombre a esta concepción del tiempo: absoluto presente subjetivo. Bien expresado, es lo que quería decir; además entre las tres palabras suman once sílabas (algo deben de tener los endecasílabos).

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