sábado, 23 de septiembre de 2023

A propósito de ET

    En cuanto a viajar al espacio el ser humano apenas ha llegado a la Luna. Lo considero, desde luego, una hazaña singular pero a escala interestelar es algo así como salir al porche de la casa que habitamos. El planeta Tierra —y su satélite—no deja de ser un rincón perdido de la galaxia (y la Vía Láctea una galaxia perdida del Universo). No parece que haya peligro de que nadie de allá fuera se vaya a meter con nosotros. Sin embargo hay mucha gente que se preocupa.
    Hay un adjetivo que va como anillo al dedo a esa noticia de la presentación en el Congreso de México —para descrédito del país— de dos presuntas momias de extraterrestres: grotesca (irregular, grosera y de mal gusto). Lo que no he oído mencionar, y me extraña, es el sorprendente parecido de las figuras con ET, el personaje de la película de Spielberg; es que son clavadas.
    Sobre la posibilidad de vida extraterrestre no hay más remedio que admitirla. Para que quede más claro descompondría la pregunta en dos partes, primera parte, ¿es posible la vida? Bueno, si este ser que está tecleando está vivo, y casi seguro que sí —y si no, qué bien simulado estoy— en ese caso tendremos que reconocer y reconocemos que la vida es posible, aunque no la entendamos. Resumo: la vida es posible.
    Segunda parte, ¿la vida solo es posible aquí, en este planetita azul? Con lo grande que es el universo no es razonable asegurarlo, sería mucha casualidad. Por otra parte no descartaría que coexistiéramos con otras formas de vida con las que nos resulte imposible comunicarnos porque estén en otra zona del espectro o en otra dimensión; hablo sin saber. Pero vamos, que más allá de ese reconocimiento de que la vida extraterrestre es posible (porque casi todo es posible y una vez se disparó una escoba) no veo por qué tendrían que andar por aquí jugando al escondite como defienden los viejos y entrañables ufólogos.

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