domingo, 8 de octubre de 2023

El filósofo

    ¿Nace uno filósofo? No sé, uno nace y gracias. Inciso: he leído hace poco un cuento escrito en imperativo, un escritor lo suficientemente inquieto podría escribir una historia en interrogativo (pero además de inquieto debería ser muy hábil). X se interesó por el origen de la vida y se matriculó en biología. Luego se dio cuenta de que lo que de verdad le interesaba no era la química de los seres vivos sino el propósito de su existencia. Se cambió a filosofía.
    Se tumbaba en el sofá y si le preguntaban qué hacía contestaba que estaba pensando. También filosofaba andando, cosas muy recomendables, andar y ocupar la mente. X tuvo una larga carrera como filósofo. Ser filósofo es poco práctico, en principio no te pagan por pensar. Pero X fue profesor en varias universidades y escribió un buen número de libros.
    Cuando de verdad se encontraba a gusto X era cuando estaba solo. Solo y pensando, con sus libros y sus escritos. Vivía en su mundo y no reparaba en la gente, por si acaso saludaba siempre. A pesar de todo se casó y tuvo hijos. Se separó y al tiempo se volvió a casar y tuvo más hijos y luego, o antes, o mientras tanto, tuvo amantes; y en su funeral, ya muy mayor, acudieron un buen número de ex-parejas y admiradoras, además de su última compañera.
    Filosofó sobre la sociedad que le tocó vivir. Le dolió ser un privilegiado económicamente. Defendió que lo importante no eran las ideas que uno tuviera sino vivir conforme a ellas. Dedujo que lo que permanece en la historia es lo distinto, lo nuevo, lo original y no la tendencia general de la época. Defendió que había que relegar el yo en beneficio del nosotros. Conseguir esto último debe de ser lo más difícil de todo.

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