miércoles, 27 de marzo de 2024

Carta al director

     “Qué mal funciona la Sanidad”, nos cansamos de oírlo, y de decirlo, y se nos olvidan unas cuantas cosas. Les voy a poner número.
    La primera: todo en la vida, en general, tiende a ser gris. Es una pena porque en cualquier tema, una vez admitida la grisura, queda poco margen para la polémica y la diversión, pero es así. Asumido esto, hay que reconocer que el sistema sanitario funciona regular; como debe ser.
    Segunda cosa que se nos olvida: este sistema sanitario al que nos referimos es la sanidad pública y a poco que ampliemos la perspectiva nos daremos cuenta de que el problema real lo tienen los ciudadanos de los países que no tienen sanidad pública.
    Tercera cosa: nunca la calidad de la sanidad (tecnología, formación, investigación) ha sido tan alta como ahora mismo, nunca hubo opciones de curar mayores que las actuales.
    Cuarta cosa: los médicos pueden retrasar la fecha de vencimiento pero no indefinidamente. Tarde o temprano nos llega la hora, ningún médico ni ningún sistema sanitario, público o privado, puede garantizar la vida eterna (para eso preguntar en la otra ventanilla).
    Quinta y última cosa que se nos olvida y que voy a intentar explicar con preámbulo y todo: De vez en cuando me acuerdo de algo que oí o leí hace muchos años referente a la sanidad en un país que no voy a especificar por las dudas (no sé hasta que punto era cierto). Aseguraba la noticia que el servicio público de salud en aquel país cubría todo hasta los cincuenta años. A partir de ese momento el Estado se desentendía. Era ni más ni menos lo que daba de sí el presupuesto.
    Al final, lo que se considera un problema sanitario puede que sea más bien un tema de logística o de estadística; la gente vive más, el número de ancianos crece y los medios para atenderlos no aumentan en la misma proporción. Además, a veces hay pandemias. La vida mata, el ser humano colabora y el sistema sanitario hace lo que puede; es la economía, querida.

No hay comentarios: