lunes, 18 de marzo de 2024

Tarde de lluvia

    Sábado a la tarde y llueve. Me he echado un rato después de comer y de vez en cuando una racha de viento arrastra gotas de lluvia que chocan con la ventana provocando un pequeño redoble de tambor. Se está bien en casa con este tiempo. Me levanto y aparto la cortina para echar un vistazo. Veo el cielo nublado, bajo y gris. A lo lejos jirones de nubes enganchadas en la ladera del monte.
    En la calle hay una figura detenida en la acera bajo un paraguas negro. Me recuerda un cuadro que he visto en algún sitio, o un estilo de dibujos, figuras algo inclinadas en las que un paraguas abierto tapa la cabeza y los hombros, siluetas oscuras. Siempre he tenido la sospecha malévola de que si alguien oculta los rostros en sus obras es porque no le salen bien.
    Tras unos instantes de inmovilidad, la sombra que contemplo desde un quinto piso echa a andar y desaparece por mi lado izquierdo. Brillan, recién pintadas, las rayas azules de la OTA y ha quedado un hueco libre para aparcar justo enfrente de mi ventana.
    La lluvia cae fina y mansa. Por momentos no sé si sigue lloviendo o si ha parado, a duras penas distingo la lluvia, seguramente el doble acristalamiento de la ventana y mis propias gafas me hacen verlo todo un poco más borroso. Se impone la visión en primer plano, a un metro escaso de la ventana, de las gotas más gruesas e intermitentes que caen como balas de plata del alero del tejado.

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