domingo, 3 de marzo de 2024

Corazón

    El otro día vi una película italiana titulada “El sol del futuro”. Es una comedia dramática dirigida y protagonizada por Nanni Moretti. Aunque a ratos flaquea, me gustó; entre otras cosas porque Moretti es casi de mi edad, me lleva dos años y quieras que no hemos compartido el mismo mundo, siquiera en la distancia (él allí arriba y yo aquí abajo).
    En un momento de la película aluden a un libro que debió de ser lectura obligatoria en Italia durante décadas. El tono del comentario era condescendiente, como diciendo: por eso también tuvimos que pasar. Bien, el caso es que ese libro, “Corazón” de Edmundo de Amicis, es, por esas casualidades de la vida, el libro de mi infancia.
    No sé como llegó a mis manos, me encantó desde la primera línea: ¡Primer día de clase! ¡Se fueron como un sueño los tres meses de vacaciones! Es el diario de Enrico que cuenta las vicisitudes de un año escolar. Desde el punto de vista actual, la novela apesta a buenos sentimientos, es una sucesión sin tregua de tristes verdades de la vida y buenas enseñanzas, de alegrías y penas impregnadas de melancolía. Cada mes, además, el maestro cuenta una historia. Son cuentos tremebundos. En “El tamborcillo sardo”, el susodicho pierde una pierna distrayendo al ejército austríaco. En “Sangre romañola”, el niño-héroe recibe la puñalada destinada a su madre y muere. La narración de mayo, por cierto, es “De los Apeninos a los Andes” en la que Marco va a buscar a su madre a Argentina.
    Me cautivaba leer lo que contaba un niño de mi edad en una escuela que no era muy diferente de la mía. Lo curioso, y asombroso, es que el libro se publicó en Italia en 1886, hace ya cerca de siglo y medio. Importaba también, creo, que todo pasara en otro país, en un mundo de ficción al fin y al cabo.

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