martes, 23 de abril de 2024

La ficción de la realidad (1)

    Hace ahora once años seguí por internet un curso titulado The Fiction of Relationship. Lo recuerdo con especial cariño porque fue mi hija pequeña la que me habló de él. El nombre del curso, La ficción de las relaciones, se refería a las obras literarias que tratan de las relaciones humanas pero a la vez insinuaba el carácter ficticio de dichas relaciones.
    De aquel título, y con la misma doble connotación, deriva este de hoy, La ficción de la realidad. Aquí vamos a aclarar, de una vez por todas, las diferencias y afinidades entre realidad y ficción. O sea, no lo vamos a aclarar porque no se puede. La realidad, en teoría, es lo único que existe; pero en la práctica es como si no existiera. Puede que todo esto resulte confuso, lo sé.
    Estrujándome las neuronas diría que la realidad es Dios. Dios es el Universo y Dios sucede en forma de realidad. Creo que la idea es budista, entre otras posibles autorías; esa identificación de Dios con el Universo debe de ser consustancial con la naturaleza humana. Decir Dios es todo sería como decir E=mc2; una cosa me recuerda a la otra, no sé por qué.
    Lo real es lo que pasa en el mundo y cualquiera diría que no hay nada más fácil de ver. Discrepo. Lo real existe, es obvio, pero es inaprensible. Además es inimputable, no se le puede echar la culpa de nada. Lo vivimos sin remedio pero no lo podemos describir y, por tanto, tampoco lo podemos escribir.

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