lunes, 20 de mayo de 2024

En agosto

    En agosto nos vemos, ¿en serio? ¿ese es el título que tú mismo elegiste para tu última novela? Bien, no puedo hablar con Gabo, con el señor escritor Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, porque ya murió. Si viviera tampoco podría, en la práctica, por la distancia y porque para él yo sería un ser insignificante, no porque se sintiera superior ni nada de eso, estoy seguro de que como cualquier otro ser humano cuento, contaba, contaría, con todo su respeto y consideración, en abstracto.
    Han hecho bien sus hijos en publicar este libro póstumo, dando además muchas explicaciones sobre el texto; por qué no iban a hacerlo. Que además sea una buena maniobra comercial no desmerece el esfuerzo, el cariño que le han puesto. No lo he leído; sí otros suyos, empezando por Cien años de soledad que me enganchó siendo bien joven. Claro que me hice bastante lío con los Aurelianos y las Úrsulas. Se me quedó, a saber por qué, lo de la chica que comía yeso; sí, ¿no? Y lo del niño que nació con un amago de cola de lagarto; y la matanza de la Fruit Company americana, basada en hechos crudamente reales. En fin, que me gustó aquella novela y el estilo nuevo en el que estaba escrita.
    En agosto nos vemos, está claro que Gabo, don Gabriel, GGM, tenía todo el derecho a elegir ese título pero, ¿no sería lo natural haber ordenado la frase al revés, como se diría en una conversación normal?. Anteponer en agosto me suena a frase descoyuntada, a una forma de hablar que corresponde más a alguien que no sabe bien el idioma, como un coreano del norte que ha conseguido huir de su país, y traduce de su lengua materna y le sale así, en agosto nos vemos, y no como se lo hubiera dicho al autor su propia madre: Gabo, hijo, nos vemos en agosto; cuídate mucho y dale un abrazo a tu mamá, que te adora.

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