miércoles, 29 de mayo de 2024

In saecula saeculorum

    Estaba totalmente convencido de que los equipos de fútbol de Munich y Leverkusen llevaban por delante el mismo nombre, Bayern o Bayer, dependiendo, suponía, de que alguien lo dijera en puro alemán o adaptado al español. Ha hecho falta que el Bayer (sin la n final) Leverkusen gane la liga alemana imbatido para darme cuenta de que esa letra de diferencia no es aleatoria.
    Bayern es Baviera en alemán (el club Baviera de Munich) y Bayer era el apellido de uno de los fundadores de la empresa farmacéutica de ese nombre (la que lanzó la aspirina) que tiene su sede en Leverkusen; una ciudad, por cierto nueve veces más pequeña que Munich. Ha quedado demostrado una vez más, en mi persona, lo que escribió Rafael Alberti: yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos.
    Este Bayer más modesto ha ganado la Liga y la Copa alemanas y ha llegado a la final de la Europa League. De haber conseguido también esta, escribía un periodista, tal hazaña se recordaría durante siglos en la región alemana de Renania del Norte.
    Leerlo me alegró el día. ¡Durante siglos! Pasarán uno, dos, tres siglos y los renanos del norte seguirían recordando que hará cien, doscientos, trescientos años su equipo del alma lo había ganado todo. Tal vez el fútbol ya no se practique, las fronteras de los landers se hayan movido, la Tierra se dirija a una nueva glaciación, pero el recuerdo de esa hazaña imborrable persistiría en los corazones de los habitantes de Renania del Norte. Una región, aprovecho para decirlo, que me suena igual de probable que Ruritania, el país ficticio donde transcurrían las aventuras de El prisionero de Zenda. En fin, no ha podido ser; seguro que los hermanos Grimm hubieran escrito un bonito cuento al respecto.

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