domingo, 28 de julio de 2024

¿El viento se llevó lo qué? (1)

    Por fin he visto Lo que el viento se llevó. Ha hecho falta un esfuerzo expreso de la voluntad —en mi caso al menos— para afrontar esta película que dura 221 minutos: Vista en la tele, en alguna de las frecuentes reposiciones de las últimas décadas, hubiera supuesto, añadiendo las habituales interrupciones para la publicidad, cuatro horas largas de atención a la pantalla, todo un desafío.
    El truco para consumar esta pequeña hazaña ha sido verla en dos sesiones de video acelerando un diez por ciento la velocidad de reproducción (no estoy orgulloso de esta argucia). Resultado: dos “proyecciones” de una hora y cuarenta minutos de duración, el metraje de una película standard. Mis disculpas por lo ufana que suena esta explicación que nadie me ha pedido.
    Así que la he visto y me he quedado con ganas de comentar cosas. La primera, referente al título. Tengo cierta obsesión por los títulos originales y su traducción al español (un tema recurrente en este blog). En inglés, como es bien sabido, ese título es Gone with the wind. Con el desapego habitual de la época en su momento se decidió ese Lo que el viento se llevó que nunca me ha dejado del todo conforme. Además de ser más largo se pierde la aliteración, esa similitud de sonidos en gone y wind.
    Es difícil, puede que imposible, emular en otro idioma ese título original. El literal Ido con el viento suena bien raro. Mejores serían llevado por el viento o se fue con el viento o se lo llevó el viento. O igual lo oportuno era ponerle otro título completamente distinto. El mundo de ayer ya estaba cogido. El viejo sur, tal vez o Tara, el nombre de la plantación o Escarlata, por la protagonista absoluta.

    Nota: el título de esta entrada está adaptado del de la película de Alejandro Agresti

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