jueves, 25 de julio de 2024

Comentario bíblico

    La Biblia está llena de grandes frases. No podía ser de otra forma tratándose de un libro que atravesando los siglos ha ido cambiando de lengua como el Pony Express cambiaba de caballo y al mismo tiempo se iba depurando, afilando y ganando en efectividad a la hora de trasmitir su mensaje.
    Una de esas frases redondas es esta: Génesis 3:19, Ganarás el pan con el sudor de tu frente. Es lo que le dice Dios a Adán después del malentendido del fruto del árbol del conocimiento. La versión políticamente correcta de ahora mismo es otra: Comerás el pan con sudor de tu frente. Suena mucho peor y hasta puede dar lugar a equívocos, ¿qué quiere decir?, ¿que comerás pan untado en sudor? La otra, la clásica, se puede considerar el primer postulado de las ciencias económicas: trabajarás, te pagarán, comprarás pan y te lo comerás; aunque esto último no acaba de confirmarlo.
    Pero hay algo más, está la figura retórica —es un tipo de metonimia— de sustituir la causa por el efecto, el esfuerzo realizado por sudor de la frente. En fin, no es una frase cualquiera, es pura literatura. En su contexto no sé si habría que tomarla como un vaticinio, una simple afirmación o una maldición. Cualquiera sabe cuál fue la frase original en hebreo antiguo, el supuesto narrador no es otro que Moisés (no lo sabía).
    Lo que nunca he acabado de entender es lo del árbol de la ciencia. Crea Dios el mundo y luego les dice a sus criaturas que si comen de tal fruto tendrán que morir. Pues no le veo la lógica ni la gracia; tampoco cuando le dice a Eva —y a todas las mujeres— que por haber comido el fruto y tentado a Adán parirá con dolor y será dominada por el hombre; ahí no anduvo fino, Moisés o quien fuera. En lo que acierta de pleno es en que el hombre (sic) viene del polvo y al polvo volverá; porque es justo lo que pasa.

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