domingo, 8 de septiembre de 2024

Proyectos vitales

    El problema básico de la vida es cómo ocupar el tiempo. Otra forma de decirlo: el problema básico de la vida es mantener a raya el nivel de ansiedad. Se infiere que estar entretenido contribuye a disminuir la zozobra existencial. Esto tiene una denominación (me han venido ahora las palabras): Terapia ocupacional.
    Hay gente que en la búsqueda, consciente o no, de este objetivo se dedica a grandes empresas científicas o humanitarias; bien por ellos. Otros intentamos portarnos bien y disfrutar con lo que tenemos a mano. No es gran cosa pero tampoco está tan mal; además, es importante no culpabilizarse.
    Entre todas las posibles, hay una “empresa” a la que se han dedicado y se dedican muchos. Los casos que conozco son masculinos, no sé si esto es representativo o puro azar. La tarea, no tardaré en aclararla, es una que viene de la noche de los tiempos, que acompaña a la humanidad desde los albores de la civilización. Lo diré, me refiero a la necesidad humana de tener un techo bajo el que cobijarse, al afán de construir, con ese propósito, con las propias manos, una casa, un refugio para la familia.
    Aunque la mayoría se conforma, o no le queda otro remedio, con las casas construidas por otros, hay algunos que, tal vez debido a algún gen recesivo, se embarcan en la tarea titánica de edificar su propio hogar. Unos pocos lo hacen de manera literal, ladrillo a ladrillo; son casos extremos que corresponderían a algún tipo de trastorno con nombre clínico, en cualquier caso un síndrome relativamente inofensivo.
    Pero aún dejando lo gordo del esfuerzo físico a abnegados profesionales de los distintos gremios, el hombre (o la mujer) al que me refiero dedicará horas, días, años a la culminación de su proyecto, cosa que en muchas ocasiones nunca llega a suceder, esa dedicación se convierte en su coartada de vida, dando la razón de paso a Baudelaire: Trabajar es menos aburrido que divertirse.
    Por otra parte, no sé si es casualidad, creo que no, pero en los casos que he conocido los afectados por este síndrome han sido, o son, magníficas personas; ejemplos a seguir en tantas cosas...

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