jueves, 26 de septiembre de 2024

Recreación de un mito (1)

    Hablar sin saber, es el sino del ser humano. Si estás esperando a saber para hablar, callarás para siempre. A eso me dedico, a escribir sin saber. Hablar, escribir; no sé qué es peor. Las palabras habladas se las lleva el viento; qué poético el viento. Con un poco de suerte el viento lleva tus palabras hasta los oídos de tu amada. Con otro poco de suerte tu amor es correspondido. Pon otra pizca más y la que te corresponde es, entre todas las mujeres, justo esa, tu amada. Si se da tamaña alineación de los astros, se encienden todas las luces y alguien (tú) canta bingo. Fin de la ensoñación.
    Las palabras habladas se disipan en el aire, haga o no haga viento. Las palabras escritas permanecen. Fin prematuro de esta segunda ensoñación. Las palabras escritas están ahí esperando que alguien las lea. Y son tozudas, no se desaniman. A veces mueren vírgenes, sin que nadie pase la mirada sobre ellas. Porque, igual no lo he dejado claro, las palabras escritas permanecen durante cierto tiempo y luego también desaparecen, como todo.

No hay comentarios: