domingo, 16 de mayo de 2021

Hablemos del amor

    Hablemos del amor, una vez más. Esto es de Raphael, el cantante. Hablando del amor hay que diferenciar; una cosa es el amor universal, el de “ama a tu prójimo como a ti mismo”, cosa que por otra parte es casi imposible, y otra el amor de pareja. En cuanto al amor universal puedo decir que amo a gran parte del género humano y a algunos animales, sobre todo perros, pero en todo caso menos que a mí mismo.
    Aquí intento referirme al amor de pareja, y digo de pareja porque más de dos me parece ciencia ficción, además de multitud. Del amor se ha hablado, se ha escrito y se ha cantado mucho. Hoy mismo he visto esta película danesa, “Otra ronda” y la cita inicial, como si fuera un libro, es esta: “¿Qué es la juventud? Un sueño. ¿Qué es el amor? El contenido del sueño”. Como parece natural, siendo la película danesa, la cita es de Kierkegaard. No estoy de acuerdo con esa cita, no del todo; o sea, un poco sí. Quiero decir que no es descabellado asociar la juventud con el amor.
    Debería haber empezado reconociendo que no tengo nada que decir sobre el tema, aunque me interese. Hablar del amor es peliagudo; es hablar de algo muy amplio desde una experiencia, la propia, muy particular. Es como el ciego que palpa la pata del elefante y le piden que describa el animal.
    Alguna simpleza sí puedo decir: amar es más viejo que rascarse la oreja. El amor no puede ser un invento; o, si lo es, es uno de los más exitosos de la historia. El amor está en buena forma, le veo cuerda para varios milenios.
    La capacidad de amar es algo que está en todos nosotros y que unas veces se manifiesta y otras no. Escudriñar en la naturaleza del amor hay que dejárselo a los filósofos profesionales, el pueblo lector bastante hace si se plantea un par de preguntas: ¿amo?, ¿soy amado? Por desgracia solo podría responder a ambas de forma vaga, sin total convencimiento.
    El amor, me parece a veces, es cuestión de fe (si fe es creer lo que no se ve). Creer en el amor ayuda a vivir, como la religión. Y una cosa, creo que los tópicos tan denostados como cogerse de la mano, regalar una rosa, subir unos cruasanes, ¡escribir un poema!, no son ninguna tontería.

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