domingo, 24 de octubre de 2021

Retrato de Katya

    ¿Para quién escribe un autor? Para cualquiera o para todos son respuestas fáciles y falsas. O una demostración de inocencia supina. Cualquiera y casi todos son precisamente los que no van a leer ese libro. Los lectores de un libro, incluso de un bestseller, son un club selecto, una minoría. Juan Ramón Jiménez dijo que escribía para la inmensa minoría, sea eso lo que sea suena bien (por algo era poeta).
    Me ha gustado esto que dice en una entrevista Katya Adaui: “No sé quién va a leerme pero confío en su sensibilidad e inteligencia; nunca lo voy a subestimar”. Te dan ganas de leer sus libros, de ser ese lector sensible e inteligente; te sientes querido. Por eso escribo estas líneas, y por la foto de medio cuerpo que acompaña la entrevista y que quiero intentar describir. Datos previos, Katya Adaui es una escritora peruana (no la conocía) de 44 años, me divierte el título de uno de sus libros: “Aquí hay icebergs”.
    En la foto, casual de un modo estudiado, irradia esa sensibilidad e inteligencia que supone a sus lectores. De complexión media, lleva una camiseta gris de manga corta y amplio cuello redondo y como único adorno unos austeros colgantes en las orejas. Tiene una expresión risueña, los ojos azules claros y ligeras ojeras. Nada de maquillaje salvo un toque de carmín rosa en los labios algo agrietados. Maxilar marcado, con pequeños lunares en mandíbula, barbilla y cuello. El pelo negro peinado al desgaire, algo revuelto, con una raya no muy ortodoxa a su derecha, retirado tras la oreja de ese lado y que cae en cascada cubriendo la otra oreja hasta rozar el hombro. La cabeza está levemente girada e inclinada hacia su izquierda y ese lado de la cara queda semioculto y en penumbra.

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