viernes, 24 de marzo de 2023

Pequeñas maldades

    Pequeñas maldades humanas. Tres palabras trisílabas que confío hablen bien de mi sentido del ritmo. Estoy leyendo un best seller. Tenía un miedo agazapado antes de empezar: tenía miedo de que me gustara. Por pura definición de best seller (lo que gusta a la mayoría) que te guste un best seller sería lo normal para una persona normal. Pero uno no quiere ser de la mayoría, uno aspira a ser especial, más sofisticado, de gustos minoritarios; por eso lo del miedo al best seller, tonto de mí. Algo me decía que era mejor no comprobarlo, no poner a prueba mis gustos literarios; exquisitos mientras no se demostrase lo contrario.
    Voy por la mitad y ya estoy más tranquilo. No es que me disguste, es muy entretenido, con un buen puñado de heroínas entrañables mucha acción y diálogos ingeniosos. O sea, lo que gusta a todo el mundo y también a mí pero menos. No me llena del todo, hecho en falta algo más sutil, más cercano a la vida real. Así que el miedo se ha disipado al precio de cometer una de esas pequeñas maldades a las que aludía al principio; la mencionada de sentirme superior a la masa lectora de best sellers. Ah, sé que no lo soy, tranquilos. Lo que pasa es que cada uno tiene sus trucos de supervivencia. Este de la literatura es uno de los míos y estoy seguro de que los lectores de best sellers tendrán los suyos y soy consciente de que hay otras (muchas) actividades en las que no les llego a la suela de los zapatos.
    Por otra parte me felicito de no perpetrar otra pequeña maldad, la de hacer de menos al autor de este best seller. Estoy convencido de que si él quisiera podría escribir una novela tan literaria como la que más, una novela que haría que su nombre figurara en las listas de genios literarios desconocidos. Sin embargo ha elegido escribir esta, que es casi tan difícil de redactar como la otra pero tiene la apreciable ventaja de la fama y el dinero.

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