martes, 23 de mayo de 2023

Todo estaba mal

    No lo sabíamos pero todo estaba mal. Cómo saberlo, uno llega a un mundo que, se supone, se ha ido puliendo a lo largo de la historia; ha ido progresando porque las ciencias adelantan, cada vez hay más escuelas y menos analfabetos y todo mejora poco a poco; la teoría es que has tenido la suerte de nacer en el mejor de los mundos posibles. Luego pasa el tiempo y te das cuenta de que no, de que todo estaba mal y que de hecho sigue bastante mal.
    Cuando nací, además, todo estaba particularmente mal porque había una dictadura; las cosas se hacían por decreto, la moral presuntamente cristiana era obligatoria y a los siete años te decían que ya tenías uso de razón pero tranquilo que ya estaba todo razonado. Entre las cosas que estaban mal, que como digo eran todas, una era el tema del género, que entonces no era ni tema. Había dos masculino y femenino; si alguien se sentía distinto, y lo decía, estaba fuera de la ley y en pecado.
    Todos éramos hijos de Dios y queridos hermanos pero no iguales ante la ley. Para camuflar la injusticia se trataba a las mujeres como a una especie protegida, había que cederles el paso y quitarse el sombrero al saludarlas. En la iglesia y en la escuela cada género por su lado. Aquella educación segregada la tengo clavada como una espina, eso sí creo que nos hizo daño.
    Ahora todo sigue bastante mal pero al menos se ha roto la coja dualidad masculino-femenino. Hay otras identidades, que se intentan abarcar con esas siglas en permanente expansión LGTBIQ+ donde el plus alude a otras posibilidades entre las que la mejor, y más divertida, es una segunda Q que es la inicial de questioning, la identidad de los que se lo están pensando o, matizando, de los que están poniendo en duda su identidad; algo, poner en duda, que es una buena actitud ante la vida en general.
    Digo yo que si de verdad tenemos todos los mismos derechos esa etiqueta llamada género debería desaparecer de cualquier documento. Ya que en el DNI figuran nombre, dos apellidos, fecha y lugar de nacimiento y además, por las dudas, nos han añadido ocho números y una letra, no veo para qué hace falta poner una M o una F, esa supuesta información que es inexacta y anacrónica.

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