jueves, 1 de junio de 2023

Las hormigas

    Somos una forma de vida, las hormigas son otra y es muy posible que ellas se adapten mejor al cambio climático (y a una hecatombe nuclear pero en eso mejor ni pensar). Dirán los teólogos que las hormigas no tienen alma, no veo por qué no iban a tener. Estoy en contra de cualquier discriminación entre las diferentes especies que habitan la Tierra. Lo que es un hecho es que tienen mente. Mente individual y una especie de mente colectiva, como si toda la colonia fuera en realidad un único individuo y cada hormiga un miembro a su servicio. Maurice Maeterlinck que había escrito antes “la vida de las abejas”, también publicó otro libro sobre las hormigas donde incidía en esa idea de la personalidad colectiva.
    La sociedad humana también tiene algo de eso, o bastante; seguro que compartimos mucho ADN. Puestas en el dilema de elegir entre ellas y yo, no dudo de que las hormigas me eliminarían físicamente sin ningún escrúpulo. Es lo mismo que haría yo con ellas, aunque, no sé por qué, les tengo simpatía y además las de aquí no creo ni que piquen. En casa hace tiempo que no pero periódicamente aparecen hormigas en algún armario de la cocina, rondando una bolsa de magdalenas, por ejemplo; les tira mucho el dulce. En esos casos las hormigas, que suelen ser pequeñas, pobrecillas, no me echan para atrás, las sacudo y me como bien a gusto la magdalena. Suelo pensar que si quedara, sin darme cuenta, alguna hormiga pululando me la comería sin más, convencido de que una mínima hormiga no iba a estropear el sabor, o incluso que un toque de ácido fórmico podría mejorarlo. Además, alguna proteína tendrán; ¿no dicen que comer insectos es el futuro?

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